Columna de Jorge Burgos: Verano 2023
Razón parecen tener quienes argumentan que el mes de enero fue el peor vivido por el gobierno del Presidente Boric, lo cual no es poco decir si se tienen en cuenta los errores y tropiezos que se acumularon en menos de un año. Fueron muy negativas las consecuencias de los indultos, las que aún no terminan puesto que está pendiente el pronunciamiento del Tribunal Constitucional sobre la presentación de varios parlamentarios opositores que objetan la constitucionalidad de siete de ellos. El episodio golpeó directamente la credibilidad del Mandatario, al que la Corte Suprema se vio en la necesidad de responder su atrevida afirmación de que el exfrentista Mateluna era inocente.
Y como cierre del mes, se produjeron el bochorno con Argentina por el audio de la Canciller Urrejola y sus más íntimos colaboradores, y el discurso de Boric en la reunión de la Celac, en el que cometió “pecado de injerencia” en los asuntos internos de Perú en un momento crítico para el futuro institucional de ese país. Demasiados errores, y todos con alto costo.
¿Cómo seguir?
Lo más probable es que Boric materialice un cambio de gabinete en las próximas semanas, con vistas a enfrentar el segundo año de su mandato con alguna expectativa de mejoramiento. Ha sido explícita la demanda del PS por una cuota de influencia que equipare la que tiene Apruebo Dignidad. Incluso, la propia ministra del Interior, Carolina Tohá, ha dado a entender que se requieren ajustes en el equipo de gobierno. En la Cancillería, el Mandatario no tiene otra alternativa que modificar radicalmente el estado de la situación, y eso es difícil que se produzca con Antonia Urrejola a la cabeza. El deterioro existente allí pone en riesgo los intereses permanentes del Estado.
Al forzado -pero también positivo- cambio en el Ministerio de Justicia, deberían agregarse cambios en otros ministerios sectoriales. El asunto, sin embargo, no es sencillo de resolver puesto que los partidos de la coalición original del Mandatario no van a estar dispuestos a ceder fácilmente la influencia que tienen. Se complica más cualquier intento por equilibrar el peso de las dos coaliciones debido a las tensiones preelectorales que están en desarrollo.
Boric no está en condiciones de efectuar un cambio cosmético en este momento. Necesita mostrarle al país que tiene conciencia de las críticas y que su voluntad es realizar un golpe de timón. Es muy alta la desconfianza y requiere, por lo tanto, elevar el nivel de su equipo con vistas a demostrar ante el país un empeño real no solo por mejorar la gestión y atender las urgencias, sino por corregir el rumbo. En el ámbito de la economía, es crucial hacer retroceder la incertidumbre. Y qué decir en el terreno de la seguridad pública, que es la principal preocupación de la mayoría de la población. De la eficacia del combate contra la delincuencia dependerá fundamentalmente el juicio ciudadano sobre el gobierno, la ministra Tohá, activa en el tema, lo tiene claro.
Sería engañarse, sin embargo, creer que el problema se reduce a modificar el elenco de colaboradores del Presidente. En realidad, lo que está en cuestión es el desempeño del propio Mandatario. No hay ninguna posibilidad de obviar ese punto. En teoría, es cierto que un equipo político de calidad puede compensar en parte las carencias del gobernante. También, la posibilidad de contar con asesores de excelencia. Pero, el líder tiene el poder. Su criterio determina la carta de navegación, las prioridades y el estilo de conducción, y todo ello es precisamente lo que hoy aparece severamente cuestionado, pero quizás sea el verano del 2023 el tiempo de corregir el rumbo enrevesado.
Por Jorge Burgos, abogado
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