Columna de Jorge Claro: “Lo más importante en el debate tributario”
"El Ejecutivo y la oposición tienen una oportunidad única para acordar una mejor reforma, que permita contar con una tributación que recaude de los que más tienen, sin castigar en exceso -como sucede en la actualidad- al emprendimiento y la contratación del capital humano más escaso y de mejores calificaciones y, lo más importante, que cambie sustancialmente la deficiente estructura tributaria".
A fines de septiembre se espera la definición del Gobierno respecto a cambios sobre el pacto fiscal. En ese sentido, el Ejecutivo y la oposición tienen una oportunidad única para acordar una mejor reforma, que permita contar con una tributación que recaude de los que más tienen, sin castigar en exceso -como sucede en la actualidad- al emprendimiento y la contratación del capital humano más escaso y de mejores calificaciones y, lo más importante, que cambie sustancialmente la deficiente estructura tributaria.
Así, algunos aspectos que se requiere considerar:
1.- Modificar la actual estructura tributaria, manteniendo -en principio- la carga tributaria.
2.- La estructura actual presenta un importante desbalance en el impuesto de 2ª categoría y una tasa demasiado alta en el de 1ª categoría (tercera en el ranking europeo), lo que influye de forma significativa en el crecimiento económico -al castigar el emprendimiento-.
3.- El cambio consistiría, entonces, en sustituir malos impuestos, principalmente al emprendimiento y al trabajo poco calificado (mediante sus aportes previsionales), por otros mejores, que gravan el consumo, la contaminación, el tabaco, alcohol y bebidas azucaradas y cobren por el uso de activos públicos de alto costo de conservación.
4.- Además, se requiere simplificar el sistema tributario. Es decir, se propone un impuesto de 1ª categoría progresivo que parta con tasas muy bajas y sin impuestos a los retiros para las empresas pequeñas, para aumentar ambos factores en función de las ventas o utilidades, y llegar a una tasa máxima de 20% para las utilidades y 5% para los retiros, en un sistema desintegrado.
5.- El cambio más importante sería para el impuesto de 2ª categoría. Este recauda actualmente el 2,2% del PIB versus un 8,25% del PIB en promedio de los países OCDE (3,75 veces más). Con esta propuesta recaudaría 7,6% del PIB, al ampliar su base, aumentar sus tramos y cambiar sus tasas, cumpliendo con la condición de una tasa máxima de 20% para la mayoría y de 35% para el 0,8% de mayores contribuyentes.
6.- Para que esto sea políticamente viable es necesario compensar los aumentos de tasas de los cinco primeros deciles mediante la devolución del IVA de sus compras en porcentajes decrecientes de 100%; 90%; 80%; 70% y 60%, de un IVA que se aumenta a un 22% de forma gradual en tres años. Con esto se transforma al IVA en un impuesto progresivo.
Además, eso generaría el mayor incentivo imaginable para reducir su evasión -al menos a la mitad del 20% actual- y del impuesto a la renta asociado, lo que permitiría una recaudación adicional del 2% del PIB. Dichos cambios –al impuesto de 2ª y el IVA- se deben hacer necesariamente de forma simultánea.
Esta propuesta, gracias a los excedentes que genera, permitiría: eliminar la pobreza por ingresos (subsidiando en un 0,7% adicional del PIB al primer decil); entregar un aporte a las cuentas individuales de US$11.000 al 13% de los niños recién nacidos de menores ingresos (0,09% del PIB anualmente) lo que les permitiría acceder a un capital del orden de $110.000.000 al pensionarse; pagar el 6% de cotización adicional a la mitad de los trabajadores que ganen al menos un sueldo mínimo en un empleo formal (0,3% del PIB), entre otras cosas.
Así, esto ayudaría a hacer viable la reforma previsional, a la vez que daría incentivos muy significativos al empleo formal y demostraría que negarse a cualquier alza de impuestos, sin considerar de cuáles se tratan, rebajan o eliminan, no es racional.
Con ello, se estaría realizando un cambio significativo a la estructura tributaria, a la que se ha llegado producto de malos parches por las recientes reformas al sistema. Pero, lo más importante, permitirá lograr un mayor crecimiento económico y aumentar la productividad que tanto requiere nuestro país, de la mano de mayor equidad.
* El autor es ingeniero civil y comercial UC.
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