Columna de Jorge Gómez: Pater familia

La buena política
La buena política. Aton Chile


Si hay algo que puede disminuir la vanidad y egotismo en un ser humano es la paternidad. Cuando nace un hijo, el mundo ya no gira en torno de uno mismo, sino que hay una persona que exige y necesita nuestra atención, nuestro tiempo, nuestra energía y nuestro esfuerzo. No hay otra preocupación más importante y prioritaria, para cualquier ser humano, que cuidar a un hijo. Obviamente hay excepciones y los malos padres irresponsables e indiferentes existen siempre.

Pero los padres preocupados de sus hijos comparten marcos comunes y generales. Desean lo mejor para sus hijos dentro de sus posibilidades. Todos quieren que puedan estar sanos, bien alimentados, seguros, que vivan cómodamente, que sean respetados y que puedan desarrollarse como personas íntegras. Los padres comprenden que eso depende en gran medida de ellos, de su esfuerzo, dedicación, paciencia y aprendizaje. Pero también entienden que depende del entorno en que sus familias viven. Y el entorno no es sólo el barrio, la escuela, la comuna o la ciudad, sino también el contexto político y económico de una sociedad, de un país.

Un mal contexto político y económico puede afectar seriamente el empleo, los ingresos, la seguridad y por tanto el bienestar de cualquier familia. Una forma de hacer política que sea irresponsable, frívola o inepta, puede ser tremendamente dañina para cualquier familia.

Cuando se es padre, lo que algunos sólo consideran como “cositas materiales”, son en realidad la fuente del sustento diario de una familia. Que un negocio o empresa pueda seguir funcionando de forma normal, sin ser saqueado constantemente o expuesto a la criminalidad sin control, no es algo baladí.

Poder tener empleo y la posibilidad de un buen ingreso, es más importante que anunciar “meterle inestabilidad al país”. Sólo unos frívolos desconectados pueden creer que hacer eso sale gratis y que no afecta a las familias más pobres. Por eso, un buen político comprende que es importante que existan mayores inversiones y que la economía crezca.

Cuando se es padre es más importante que los hijos aprendan a ser responsables de sus actos y respetuosos con el resto, que simplemente decirles que cultiven “la rebeldía”. Porque no hay nada más funcional al poder y la injusticia que sujetos incapaces de autogobernarse. Por eso, que una escuela este sometida al vandalismo, a la indisciplina o las tomas no es un cuestión trivial. Que los hijos puedan acceder a un buen colegio, sin estar sujetos al azar de una tómbola o los vaivenes económicos, es más prioritario para los padres que andar pendientes de decir elles.

Cuando se es padre, la seguridad y el bienestar de los hijos es el tema más prioritario siempre. Todo padre o madre quiere que sus hijos duerman tranquilos y puedan salir a jugar o a sus actividades, sin peligros y riesgos. Un buen político comprende que la seguridad debe ser una prioridad permanente puesto que sin ella, el resto es simplemente retórica vacía.

Por una variedad de motivos como los anteriores, la política es y siempre debe ser un asunto propio de adultos y no de adolescentes. La política requiere la responsabilidad, la prudencia y la templanza que otorga en gran medida la paternidad. La política no funciona con el atarantamiento, la menudencia y el ímpetu, propios de todo jovenzuelo inmaduro.

No debería extrañar a nadie entonces el descubrimiento hecho por la SECOM, en cuanto a que los apoyos al gobierno de Gabriel Boric disminuyen a medida que las personas se convierten en padres o madres. En otras palabras, cuando efectivamente deben comenzar a ser ciudadanos responsables.

Por Jorge Gómez Arismendi, investigador senior FPP.