Columna de Jorge Heine: Policrisis y encuentro en Davos

U.S. Treasury Secretary Janet Yellen meets Chinese Vice Premier Liu He, in Zurich


En estos días se encontrarían en la Reunión del Foro Económico Mundial en Davos, Janet Yellen, secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, y Liu He, vice primer ministro chino, encargado de las relaciones económicas internacionales de su país. La reunión no podría ser más oportuna. Con un mundo sacudido por una crisis tras otra, con la pandemia primero, la guerra en Ucrania después, y el calentamiento global causando estragos desde California hasta Pakistán, si hay algo que no se necesita es seguir exacerbando las tensiones entre Washington y Beijing, que es lo que hemos visto en los últimos años.

El origen de estas entre las dos superpotencias se dio en lo comercial y tecnológico, por lo que algunos le bajaron el perfil. No sería una segunda Guerra Fría, se dijo, ya que no tendría ribetes ideológicos ni militares. Ello no resultó ser cierto, ya que el conflicto ha escalado, planteándose como uno entre democracia y autoritarismo, por una parte, y llegando a cuasi escaramuzas bélicas, como ocurrió con la visita de la Sra. Nancy Pelosi a Taiwán en agosto pasado.

Pero aún así, en el mundo de hoy el librar batallas en el plano económico puede también tener consecuencias devastadoras. Nada más revelador de ello que la resistencia a lo largo y lo ancho del mundo en desarrollo a plegarse a las sanciones a Rusia promovidas por el G7, que causarían aún más estragos en el Sur Global que la guerra en Ucrania misma.

Poca duda cabe que tanto China como Estados Unidos se encuentran en una coyuntura económica difícil. China, saliendo de su año de más bajo crecimiento en medio siglo, y enfrentando las consecuencias de su mal planteada política de Covid-0, y la posibilidad real de cientos de miles de muertes por la pandemia, post apertura. Estados Unidos, en una situación de alta polarización política, en que la mayoría republicana en la Cámara de Representantes amenaza con no aprobar un alza en el límite de la deuda pública, llevando con ello al país al default.

Hasta ahora, la actitud de Estados Unidos ha sido llevar adelante una guerra comercial sin cuartel (de lo cual la prohibición de la exportación de semiconductores a China ha sido la expresión más dramática), pero continuar las conversaciones en otros planos, e incluso buscar la cooperación en materias como el cambio climático. China se ha negado a ello, indicando que las cosas no funcionan así, y que, o se busca una tregua generalizada en esta incipiente nueva Guerra Fría, o la policrisis que enfrenta el mundo se seguirá agravando.

Esperemos que el ambiente recluido y lejos del mundanal ruido de Davos, donde alguna vez Thomas Mann escribió una de sus novelas más leídas, La montaña mágica, contribuya a que prime la cordura, y tanto Liu como Yellen hagan primar la frialdad de los números que manejan por sobre las pasiones ideológicas que parecen primar en estos tiempos difíciles y abran el camino para algún tipo de tregua entre las superpotencias.

Por Jorge Heine, profesor de RR.II., Universidad de Boston