Columna de Jorge Heine: TPP11, TLC, China y el Asia Pacífico
Por Jorge Heine, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Boston
En momentos en que está de nuevo sobre la mesa la tan demorada ratificación del TPP11, en el cual Chile hizo “la del capitán Araya”, cabe destacar lo que está ocurriendo en el resto de América Latina en materia de apertura comercial al Asia. Lo que hay es una verdadera avalancha de proyectos de TLC con China, con al menos cuatro países en distintos estados de avance de ellos.
¿Estamos acaso ante una nueva ofensiva comercial china en la región? Como señalo en mi nuevo libro, XI-na en el siglo del dragón: lo que todos deben saber sobre China (LOM), esa es la pregunta equivocada. Ella asume que en las relaciones sino-latinoamericanas toda la iniciativa proviene de Beijing. En estos casos, como en otros, han sido lo propios países de la región los que han iniciado estos proyectos.
Los casos de Ecuador y Uruguay son notables. Aunque Chile, Colombia y Perú tienen TLC con Estados Unidos, Ecuador y Uruguay no los tienen. Ambos le han planteado la posibilidad de negociar uno a Washington, lo que ha sido rechazado de plano. Los Estados Unidos ya no está firmando TLC en estos días, y, de campeón del libre comercio, ha pasado a enarbolar la bandera del “comercio justo”. En consecuencia, ambos países han comenzado a explorar TLC con China. El Presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, un próspero empresario, realizó una visita de Estado a China en febrero pasado. Asistió a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de invierno, en abierto desafío al boicot diplomático occidental, y en esa visita dio el puntapié inicial a las negociaciones de un TLC China-Ecuador.
El caso de Panamá también es revelador de esta nueva dinámica de apertura comercial a China. Aunque el gobierno anterior, encabezado por el Presidente Juan Carlos Varela (2015-2019), estableció relaciones diplomáticas con la República Popular China, e hizo mucho por promover los lazos con Beijing, incluyendo la firma de numerosos acuerdos de cooperación, así como el atraer a empresas chinas para el desarrollo de grandes proyectos de infraestructura, todo eso llegó a fin en 2019. El gobierno siguiente demostró ser más vulnerable a las presiones externas, y congeló todos los proyectos con China, incluyendo las avanzadas negociaciones de un TLC. Sin embargo, en mayo pasado, el Presidente Laurentino Cortizo anunció que esas negociaciones serían reanudadas. Nicaragua también ha iniciado negociaciones para un TLC con China, y Uruguay lo está considerando seriamente.
Todos estos países están siguiendo el camino pionero que inició Chile al firmar un TLC con China en 2005, el primer país individual en hacerlo, y que tantos réditos le ha brindado, llevando a aumentar el comercio bilateral de 8 mil millones de dólares en 2005, a 55 mil millones en 2021. No deja de ser irónico que en momentos en que tantos países de la región lo que más ansían es un TLC con China, y extender al máximo los lazos con el Asia-Pacífico, en Chile sigamos entrampados en un debate de ya cuatro años sobre el TPP11. Ha llegado la hora de cortar por lo sano y ratificarlo.