Columna de Jorge Heine: Visita presidencial a China

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La próxima visita presidencial a China está en el candelero. ¿Cuál debe ser la agenda? Dado el énfasis en los derechos humanos en la política exterior de este gobierno, una pregunta es cómo debe el Presidente Boric abordar el tema de la situación de los derechos humanos en China.

Para algunos, el Presidente, que ha sido muy crítico con las violaciones de los derechos humanos en Nicaragua, debería serlo por igual con China. Esto asume que la política exterior se hace en base a moldes hechos, utilizando el mismo para todos. Esto no es así.

Chile y China tienen ya un acuerdo establecido para tratar temas de derechos humanos, y este es de hacerlo en los organismos multilaterales correspondientes, y no en los encuentros bilaterales. Lo que Chile debe hacer es capitalizar su condición de ser el primer país sudamericano en establecer relaciones diplomáticas con China, y el primer país individual en firmar un TLC con China, y su relación privilegiada con esta gran potencia, nuestro mayor socio comercial. Desde la firma del TLC en 2005, el comercio bilateral se ha octuplicado, llegando a 65 mil millones de dólares. Un 40% de las exportaciones de Chile van a China. En 2019 y en 2021 China fue también la mayor fuente de inversión extranjera en Chile. En China, la visión predominante es que Chile es un país pionero en América Latina, activo que debe ser cuidado y valorado.

El secreto del éxito de Chile en estos últimos 30 años ha radicado en nuestra “diplomacia de desarrollo” (concepto muy asociado al actual Canciller, Alberto van Klaveren), esto es, el potenciar nuestros lazos con el resto del mundo para el progreso y crecimiento. ¿Cómo industrializar el litio? ¿Cómo realizar joint ventures con empresas chinas para refinar el cobre? ¿Cómo asociar a Chile al RCEP, el mayor acuerdo comercial del mundo, y del cual China es miembro clave? ¿Cómo potenciar nuestra condición de “Chile, País Digital”, de la cual tanto nos ufanamos?

Después de una década de crecimiento mediocre de nuestra economía, esos son los temas claves en la agenda entre Chile y China, y no otros. Y se da la oportunidad de reponer un gran proyecto, desahuciado en 2019, pero que ha adquirido nueva vigencia: el del cable de fibra óptica de Valparaíso a Shanghái.

Este proyecto fue presentado por Chile a China en 2016, firmándose un memorándum de entendimiento, y haciéndose un estudio de prefactibilidad. Sin embargo, sucumbiendo a presiones de Washington, el proyecto fue abandonado por el gobierno del Presidente Piñera, reemplazándolo por un cable a Australia, que nadie necesita. Ese proyecto (“Humboldt”) ahora se ha quedado sin financiamiento y es inviable. Es el momento preciso de reponer el proyecto del cable Valparaíso-Shanghái, que sería el primero en cruzar el Pacífico Sur, que vendría a llenar un gran vacío y convertiría a Chile en la puerta digital de Asia a Sudamérica. Como dice el saber popular, “la oportunidad la pintan calva”.

Por Jorge Heine, profesor de Relaciones Internacionales, Universidad de Boston

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