Columna de Jorge Heine: Visita presidencial a India

Un enfoque puramente comercial en nuestra relación con India no es suficiente.
La próxima visita del Presidente Boric a India constituye una gran oportunidad para la política exterior de Chile. Con 1.440 millones de habitantes, un producto bruto de 3,89 billones de dólares y encarnando una de las grandes potencias emergentes del nuevo siglo, India ha devenido en “niña bonita” del acontecer internacional. Hace unas semanas, el Primer Ministro Modi fue recibido con alfombra roja en la Casa Blanca por el Presidente Trump, y poco después fue la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la que se apersonó en Nueva Delhi, con una nutrida delegación de alto nivel para explorar las posibilidades de un TLC entre la Unión Europea e India.
Hoy por hoy la quinta mayor economía del mundo -habiendo superado al Reino Unido y a Francia- y las proyecciones indican que en 2030 India estará entre las tres mayores del planeta. Sin embargo, India rara vez ha figurado como una prioridad para Chile. En los 78 años de vida independiente de la patria de Mohandas Gandhi, solo dos presidentes de Chile la han visitado -Ricardo Lagos en 2005 y Michelle Bachelet en 2009-. La reciente visita del canciller Van Klaveren a Nueva Delhi sentó las bases para lo que puede ser una muy fructífera y productiva ocasión en que Chile e India avancen en estrechar lazos.
Aunque las exportaciones de Chile a India dieron un salto en 2024, llegando a los 2.600 millones de dólares -un aumento de 70 por ciento con relación al año anterior-, e India es hoy el sexto mayor mercado para productos chilenos, las cifras siguen estando muy por debajo de lo que lo son para China y para Estados Unidos. Ello refleja la importancia de pasar del Acuerdo de Alcance Parcial (AAP) Chile-India firmado en 2006 a un TLC. Ello no será fácil, ya que la economía india está protegida por altos aranceles, pero es la dirección en la que hay que perseverar. El éxito que han tenido las exportaciones de nueces chilenas a India es un buen ejemplo de la importancia de identificar las especificidades del mercado indio y focalizarse en ellas.
Con todo, un enfoque puramente comercial en nuestra relación con India no es suficiente. India representa el fiel de la balanza de poder en un mundo en que la competencia entre Estados Unidos y China da la pauta. Situada entre ambas grandes potencias, India está muy consciente de su tradición no alineada y de lo clave que le es no aparecer tomando partido en esta disputa. El PM Modi y su canciller, S. Jaishankar, impulsan una política exterior que se mantiene en un justo medio, que cultiva buenos lazos con Washington, Beijing y Moscú y que le permite ejercer un significativo liderazgo en el Sur Global, incluyendo desde los BRICS. Es un enfoque que tiene mucho en común con lo que debe ser la sana doctrina de una política exterior de Chile en estos momentos de aguda turbulencia en el orden internacional en que prima una creciente incertidumbre.
Por Jorge Heine, profesor de Relaciones Internacionales, Universidad de Boston
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