Columna de José Francisco Lagos: Cambia, pero nada cambia

Gabriel Boric


El cambio de gabinete del pasado 10 de marzo dejó a algunos sectores sorprendidos y a otros afectados. Lo que es claro es que la desprolijidad vista ese día mostró una improvisación grave a la hora de designar al equipo que va a liderar lo que queda de mandato.

Varias polémicas surgieron en torno a éste, pero hay dos que son más llamativas. La primera es el reequilibrio de las fuerzas políticas al interior del gobierno. No es casualidad que algunos partidos se sintieran pasados a llevar, como es el caso del Partido Liberal. Sin embargo, cabe preguntarse si este reordenamiento interno apunta a resolver los problemas que enfrenta el gobierno y otorgarle un anhelado nuevo aire en su mandato.

Para este ejercicio, lo primero que debiera hacerse es definir cuáles son los problemas que tiene el gobierno. Parece lógico, pero una vez en el poder no es tan fácil dilucidar esta pregunta, pues muchas veces lo urgente le quita tiempo a lo importante.

A mi juicio, el gobierno tiene problemas en las ideas, respecto al diagnóstico que hacen de Chile y a las prioridades políticas promovidas; también en la estructura, con dos almas que hasta hace poco se negaban una a otra y hoy se han visto obligadas a convivir; y, en las personas, lo que se ha visto reflejado en un gabinete muchas veces carente de liderazgo, sin capacidad real para influir en la agenda pública.

Difícilmente se puede afirmar que los cambios en las cinco carteras darán respuesta a tales problemas, y aunque el propio Presidente declaraba que se estaban enfocando en la gestión, este cambio pareciera un mero reordenamiento de las fuerzas políticas dentro de la coalición de gobierno.

Un segundo punto relevante respecto al cambio de gabinete es preguntarse por las prioridades del Ejecutivo. Dos ejemplos de esto parecen graficar la situación concreta. El primero es el Ministerio de Ciencias, tema que para el candidato Boric y el Frente Amplio supuestamente era crucial para el desarrollo del país. El resultado: tres ministros en un año. Quedarán para el recuerdo la frase del primer ministro de Ciencias del actual gobierno, quien siendo consultado al momento de dejar su cargo señaló en estas páginas que “creo que no alcancé a hacer nada, esa es la sensación que queda. De los seis meses, tres los dedicamos a dar a conocer las propuestas constitucionales y a instalar el gobierno”.

Esto también se aplica a la Subsecretaría de la Niñez, contando también con tres personas a cargo en menos de un año.

Lo descrito da cuenta de un problema que parece estructural: la falta de proyecto político del gobierno. No es un mero problema comunicacional, o de relato, es la ausencia de contenido consistente con las necesidades de los chilenos.

Por José Francisco Lagos, director ejecutivo del Instituto Res Publica