Columna de José Francisco Lagos: ¿Las dos almas de la derecha?
Después de las elecciones presidenciales en las cuales se eligió a Gabriel Boric como Presidente de la República, se planteó la dificultad de cómo sumar a los sectores que lo apoyaron en la campaña durante la segunda vuelta. Con el poco andar, la coalición original que conformaban el Frente Amplio y el Partido Comunista, incorporó al gobierno a los partidos de la extinta Concertación, con excepción de la Democracia Cristiana.
El sector ajeno a la coalición original, conformado por el Partido por la Democracia, el Partido Liberal, el Partido Socialista y el Partido Radical, se han autodenominado “Socialismo Democrático” para diferenciarse de “Apruebo Dignidad”. Así quedaron entonces definidas las “dos almas” del gobierno. Una de ellas, más radical y dogmática, y la otra más dialogante y pragmática. Al menos, en el papel.
Tras el triunfo de Republicanos en las pasadas elecciones del 7 de mayo, se ha intentado hacer el mismo paralelo entre Chile Vamos y Republicanos, representándolas como las dos almas de la derecha, con las mismas diferencias que hay en el oficialismo. Sin embargo, a pesar de los incentivos para promover esa división parece inaplicable la misma distinción.
En primer lugar, las principales diferencias han sido pragmáticas y no de principios. Efectivamente Chile Vamos apostó por el proceso constitucional, lo que hizo que Republicanos fuera más identificable con la oposición tanto al proceso mismo, como al gobierno. Sin embargo, ninguno de los dos grupos se ha salido del marco democrático, no solo aceptando las condiciones acordadas, sino que también participando de las reglas fijadas en el proceso.
En segundo lugar, la discusión constitucional hace que las materias discutidas sean lo suficientemente generales para que sea difícil identificar diferencias programáticas entre los diferentes grupos, lo que se ha visto reflejado, por ejemplo, en los acuerdos en la Comisión de Expertos.
Por último, si hiciéramos una radiografía a las ideas promovidas tanto por unos como por otros, especialmente en materia de política contingente, vemos que hay un espectro de varias convergencias. Además, tampoco se puede ocultar que las personas que hoy lideran Republicanos, en su mayoría provienen de los mismos partidos de Chile Vamos.
La estrategia de agudizar las contradicciones acusando de entreguistas o cobardes a algunos y de extremos a los otros, no solamente es imprudente, sino que también políticamente torpe y autodestructivo.
Las elecciones reflejaron algo, que aún no está dilucidado completamente, pero que impone un desafío a los distintos grupos políticos para identificar adecuadamente el escenario actual. Sin embargo, si se privilegia exclusivamente la mera diferenciación y no la oportunidad que se presenta, probablemente los caminos se empiecen a distanciar hasta un punto sin retorno. La suerte aún no está echada.
Por José Francisco Lagos, director ejecutivo Instituto Res Publica