Columna de José Miguel Ahumada: “A un año del CPTPP: dato mata relato”

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A un año de su entrada en vigor, reconozco un error: el TPP11 no ha generado ganancias marginales, sino que ganancias nulas



El año 2022, en plena discusión sobre el acuerdo, sostuve que este generaría ganancias marginales para nuestras exportaciones. Otros señalaron que, por el contrario, brindaría grandes ganancias y permitiría exportar productos más sofisticados.

A un año de su entrada en vigor, reconozco un error: el TPP11 no ha generado ganancias marginales, sino que ganancias nulas. Analicemos los datos más agregados: en un contexto de adversidades en la economía global se tuvo que el crecimiento de las exportaciones de Chile al bloque fue de -9.8% en 2023, mientras que estas crecieron un 9.1% en 2022 (sin ser parte del bloque). Esta contracción en los envíos de Chile al TPP11 fue mayor que la disminución de las exportaciones chilenas al mundo, con lo que las exportaciones de Chile al bloque, como porcentaje del total exportado, pasaron de un 15% promedio en el periodo 2015-2022, a un 13% en 2023. O sea, el TPP11 disminuyó su importancia relativa como fuente de demanda de nuestras exportaciones, en contraste a lo acaecido en otros países del bloque, en que la contracción de sus envíos al TPP11 fue menor a su caída de sus exportaciones agregadas al mundo.

Ahora, comparemos el comercio de Chile al bloque con el comercio al mundo poniendo énfasis en la diversificación y complejidad. Primero, el porcentaje de exportaciones de productos primarios de Chile al bloque es mayor que lo enviado por Chile al mundo (58% de la canasta al bloque versus 48% al mundo). Segundo, el número de productos exportados al bloque es menor que lo enviado por Chile al mundo (2.628 productos al TPP11 en 2023 versus 3.615 al mundo), lo que da cuenta de la escasa diversificación que este bloque tiene en nuestra canasta exportadora. O sea, en comparación con el resto de nuestro comercio, al bloque enviamos menos productos y que, en su mayoría, son materias primas sin procesar.

Finalmente, al hacer un análisis exploratorio riguroso del uso de las ventajas arancelarias adicionales, tenemos que estas se concentran solo en Japón, Vietnam, Malasia y Canadá, alcanzando 2.930 líneas arancelarias que se traducen en 1.228 productos (en contraste a lo señalado por SOFOFA, lo que es preocupante por el desconocimiento de este hecho básico en el sector privado). De estas 2.930 líneas arancelarias, Chile ha hecho uso de una fracción ínfima. Por ejemplo, con Japón el 96% de las ventajas adicionales no fueron utilizadas, con Vietnam un 98% y con Malasia un 96%. En adición, en la mitad de esas líneas se observó una reducción de las exportaciones pese a la rebaja arancelaria adicional. Por ejemplo, es notable el incremento en el envío de concentrados de tomates (cuyo arancel pasó de 16% en 2022 a 0% en 2023) de US$ 9.8 millones a US$36.1, pero es también preocupante la abrupta caída en el envío de jugos de manzana (arancel de 19,1% en 2022 a 4,7% en 2023) que pasaron de US$ 18 millones en 2022 a US$ 13.6 millones en 2023.

En simple, caen los aranceles y se contraen exportaciones claves. Ciertamente, se podrían hacer reportes mostrando solo los casos exitosos, escondiendo bajo la alfombra la mitad de los otros casos con caídas en las exportaciones, pero eso, naturalmente, sería una irresponsabilidad.

De este modo, la evaluación basada en la evidencia arancelaria muestra resultados magros. Podríamos ocultar estos malos resultados preliminares destacando el aumento de las exportaciones de servicios a los países del bloque, como lo ha hecho un antiguo negociador del TPP11. Pero, ¿podremos atribuir este incremento a la firma del acuerdo?. Ciertamente, sería un error grosero atribuir tal causalidad, más cuando el 72% de los servicios exportados por Chile al bloque van únicamente a Perú, por factores que escapan a la firma del acuerdo.

Más allá de la reducción arancelaria adicional, el principio de acumulación de origen del acuerdo puede entregar beneficios que deben ser calculados a futuro. En efecto, Heraldo Muñoz utilizó este punto para defender el acuerdo. Señaló que, con el acuerdo, Chile podría importar mangos de Vietnam, procesarlos como mermelada y conservas, y exportarlos de nuevo al bloque del CPTPP. Desconozco si algún país se ha desarrollado industrialmente a partir de mermeladas, pero sí puedo decir que el 2023 Chile no importó mangos de Vietnam, ni exportó mermelada de mango a algún miembro del bloque.

Sin duda, los datos de solo un año no son suficiente para analizar los impactos de un acuerdo con desgravaciones hasta 2038. Pero sí podemos concluir que, por lo menos, a un año del acuerdo, los resultados preliminares van diametralmente en contra ese exuberante optimismo de sus promotores.