Columna de Juan Carlos Cruz: ¿Quién soy yo para juzgar?



Por Juan Carlos Cruz, Ejecutivo y activista contra el abuso sexual

¿Qué pasó con quién soy yo para juzgar? La Congregación de la Doctrina de la Fe (CDF) en el Vaticano, y en especial sus prefectos, la quieren destrozar. Viven en un mundo propio, alejados de las personas y tratando de defender lo indefendible. Lo vemos tras la funesta declaración sobre las uniones de parejas del mismo sexo, en la lentitud con que se tratan los crímenes de abuso, su falta de humanidad y su poco conocimiento del sufrimiento de las personas. Conozco personas excelentes en la CDF que trabajan por encontrar justicia o explicar la doctrina católica. Pero desgraciadamente prefectos de una inquisición al estilo Torquemada hacen de las suyas y siguen ahuyentando a católicos.

Soy católico a pesar de que todo me juega en contra: me abuso un cura, soy gay, creo en la participación completa de la mujer en la iglesia y espero algún día que el celibato sea optativo. No permitiré nunca que me digan que no pertenezco a algo en lo que creo, donde vive un Dios misericordioso y donde cabemos todos y todas, y donde he conocido personas maravillosas que me han sacado de oscuridades tremendas y hacen labores heroicas en el mundo.

Los prefectos de la CDF, si no avanzan con el mundo y además viven rechazándolo todo, usando un lenguaje negativo y sucumbiendo a obispos y cardenales poderosos por proteger su propio poder, nos llevarán a una iglesia llena de normas farisaicas donde eventualmente los católicos que quedan correrán a perderse. Lo vemos en la poca relevancia de la mayoría de obispos y cardenales chilenos que brillan por su ausencia en un momento donde el mundo y Chile han sufrido lo indecible y ellos…desaparecidos.

El mundo evoluciona y la iglesia también debería hacerlo. ¿Por qué se sienten estos hombres con el derecho a discriminar en forma tan ofensiva a la comunidad LGTB con palabras como “la iglesia no puede bendecir el pecado”? ¿Perdón? ¿Prohibido bendecir? ¿No vimos a los obispos de Karadima en una foto bendiciéndolo a él? ¿No hemos visto a curas bendiciendo a torturadores? Los ejemplos abundan. Sin embargo, hoy, la CDF consideró oportuno insultar a millones de personas que tienen el mismo derecho a amar que cualquier ser humano, junto a sus familias, amigos y a todos los que los apoyan. Católicos que hoy huyen de esa barbaridad.

No hay católicos ni personas de segunda categoría. Tengo muchas razones para salirme de esta iglesia, sin embargo, me quedo para luchar desde dentro porque la quiero. Cada uno con su decisión, pero es tiempo de renovación y de cambio. La iglesia somos todos los que quieran estar y no la de unos pocos que deciden por nosotros. Yo prefiero quedarme con la frase del Papa Francisco ¿Quién soy yo para juzgar?