Columna de Juan Carlos Guajardo: Minería, de la gran paradoja a la gran oportunidad
"La minería es el camino al desarrollo sustentable del país. Sí existen los países mineros donde la calidad de vida es de las más altas del mundo como Australia, Canadá y los nórdicos. No es cierto que la minería es una actividad primitiva, sino todo lo contrario, es una de las industrias más globalizadas y con desafíos de manejo de riesgo y financiamiento más sofisticados del mundo."
Cada vez es mayor la evidencia de que habrá una gran necesidad de cobre, litio y otros minerales como el níquel. Pero al mismo tiempo es cada vez más difícil hacer minería. Es necesario abordar la raíz de esta paradoja si se quiere aspirar a aprovechar la enorme oportunidad que se presenta a países mineros como Chile y Perú.
En Chile la discusión sobre minería se centra en el royalty, lo que refleja una mirada sesgada hacia la mera captura de la mayor cantidad de renta posible. Poco, o más bien nada se dice sobre cómo se aseguran condiciones que maximicen la viabilidad y competitividad de la industria de forma que el beneficio para el país no sea solo exprimir el limón sino también que seguirá habiendo limones. Se está poniendo la carreta delante de los bueyes.
Algo similar ocurre en el litio, donde los focos han estado en que sea el estado quien juegue un rol central y en que se produzca más que solo carbonato o hidróxido, mientras pasa el tiempo y el país se queda atrás en lo más elemental: producir el litio que el mercado mundial demanda.
Qué decir del hostil ambiente en los organismos ambientales. Con récord de proyectos mineros rechazados queda claro que la autoridad ambiental no está ni de cerca en la vereda de aprovechar la oportunidad sino más bien aferrada a una visión conservacionista.
Ante este ambiente poco favorable, la industria minera intenta aferrarse al argumento de la “minería verde”. Es decir, debido a su contribución a través de metales habilitantes de la descarbonización mundial y a una operación con mayores estándares socioambientales, la minería debiese tener una mejor consideración en su valorización pública y la regulación. Este es un argumento válido, pero parece no ser suficiente, ya que lo que está en juego es en realidad una disputa cultural más profunda, es decir un juicio acerca de si la minería contribuye o no al desarrollo sustentable del país. Por razones que será interesante estudiar, hoy predominan visiones que cuestionan el aporte que históricamente ha hecho la minería al país.
El hecho de que Chile sea tal vez el país más minero del mundo, que su historia y que su suerte estén inevitablemente ligadas a la minería, no son suficientes contra visiones ideológicas de diverso origen pero que convergen en una visión negativa de la minería. Aquí se encuentran la visión anticapitalista a la que no le gustan las “transnacionales”, la visión neoestructuralista latinoamericana que busca forzar políticas industriales para “agregarle valor” a los minerales y la visión ambientalista dura a la que simplemente no le gusta la minería.
Es hora por tanto de plantear una respuesta cultural contundente que ponga a la minería en su justo sitio, no para convencer a los antimineros, sino para que los ciudadanos del país tengan los elementos para adoptar una posición real de la actividad minera y de lo que se juega el país.
La respuesta debe comenzar con la convicción de que la minería es el camino al desarrollo sustentable del país. Sí existen los países mineros donde la calidad de vida es de las más altas del mundo como Australia, Canadá y los nórdicos. No es cierto que la minería es una actividad primitiva, sino todo lo contrario, es una de las industrias más globalizadas y con desafíos de manejo de riesgo y financiamiento más sofisticados del mundo. La pregunta correcta es porqué en Chile la minería aún no es su plataforma de desarrollo y no cómo Chile se aleja de la minería.
Esta paradoja solo podrá ser enfrentada recorriendo un largo camino de presencia en el debate cultural sobre el desarrollo que contrapese intelectualmente las posiciones antimineras.
* El autor es director ejecutivo Plusmining.