Columna de Juan Carvajal: El único camino posible

estallido


Nada tan diferente a lo esperado ocurrió en este tercer aniversario del estallido social. Manifestaciones, enfrentamientos, recapitulación de lo ocurrido, etc. Lo inesperado ha sido constatar que la elite política sigue sin dar señales concluyentes de haber asimilado las enseñanzas, de haber entendido las múltiples señales que surgieron de los meses que vivimos con la sensación de que todo lo que se había conquistado se estaba perdiendo, en una dinámica que nadie sabía cómo iba a culminar.

Chile necesita estabilizarse. Hoy, como no había ocurrido en la posdictadura, enfrentamos la mayor crisis de seguridad pública de la que se tenga memoria; una crisis económica que seguirá golpeando los bolsillos de la gente, y la necesidad de resolver el tema institucional para estabilizar al país.

Pero con el tiempo, pareciera que nadie se sale de su trinchera y que se tiende a ratificar lo que antes se pensaba, repitiendo peligrosamente una historia cuyo libreto ya conocemos, con todas sus consecuencias.

Quienes fueron humillados con un plebiscito de entrada que dio un 80% de los votos a la otra opción, obteniendo solo un escuálido triunfo en las tres comunas más ricas del país, entendieron que había que adaptarse a la nueva realidad. Con el resultado del plebiscito de salida, ese mismo sector pareciera ir olvidando que prometió “una nueva y buena Constitución”, y se muestra más agresivo, impone condiciones, exige autocríticas, olvidando que algunos detonantes del estallido fueron referencias desafortunadas y frases irónicas e inauditas, dichas por personeros y autoridades de su propio sector.

Por otra parte, quienes pensaban que todo había que hacerlo de nuevo, que la política estaba desahuciada y que allí solo se “cocinaban” acuerdos a espaldas de la ciudadanía, hoy son vistos como lo mismo, y constatan que necesitan construir mayorías y trabajar para lograr esos mismos acuerdos que antes denostaban. Eso sí, todavía con la convicción de que entre lo de antes y lo de ahora no hay mucha diferencia. Por lo tanto, sin necesidad de autocrítica ni reconocimiento de errores de diagnóstico que se debieran asumir.

También están quienes fueron apabullados por la movilización social e ingresaron a algo así como a un sueño profundo, sin asumir la defensa de 30 años de cambios sustantivos liderados por la coalición más exitosa de la historia nacional, demostrando incapacidad para leer que Chile necesitaba mayores cambios a los realizados, que el país les exigía pasar a una nueva etapa.

Aunque puede ser un error natural distorsionar hechos, dar por sentadas realidades por diagnósticos equivocados, o simplemente no tomar y valorar adecuadamente lo ocurrido y sus proyecciones, esto no puede, no debe, ni se espera de líderes de opinión, de dirigentes políticos, jueces, legisladores y, menos, de gobernantes. Sin embargo -y aunque parezca increíble-, esto ocurre en el país hace ya varios años.

Es tiempo de entender que o salimos todos juntos de esto o nos hundimos en la indignidad más absoluta, por no haber sido capaces de asumir que el único camino posible es viabilizar un nuevo pacto social, político y económico para Chile.

Por Juan Carvajal, periodista y ex director de la Secom

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