Columna de Juan Ignacio Brito: Kast o los límites del posicionamiento
A José Antonio Kast le ha surgido un problema: Johannes Kaiser lo amenaza seriamente y algunas encuestas aventuran que ya se produjo el sorpasso. El republicano afirma nunca ha sido el favorito de los sondeos y que no le entran balas por el alza de otro candidato en la derecha a secas. Pero Kaiser proyecta una sombra muy larga como para desatenderla.
No ha sido fácil para Kast, que en estos años se ha esforzado por darle organicidad a un Partido Republicano que inicialmente parecía una pandilla. Frente a tanto desorden, depuró a los díscolos y a los que amenazaban su liderazgo, Kaiser entre ellos. Ahora ha perdido la exclusividad en el sector que representa y enfrenta un riesgo que puede alejarlo de la segunda vuelta.
El libertario reúne los mismos atributos que el republicano exhibía hace cuatro años. Kaiser representa hoy la novedad, el desparpajo, el “derechismo” impenitente y el desdén por el mundo woke que antes encarnaba Kast. Es una versión corregida y aumentada de su antiguo correligionario.
Además, ofrece algo que a Kast le viene faltando: frescura. Porque el flamante candidato republicano no parece estar dando con la nota correcta. Insiste en las críticas al gobierno sin delinear un horizonte que entusiasme a los votantes. Lo suyo es puro diagnóstico pesimista, sin propuestas convocantes que ofrezcan futuro esplendor. Luce desgastado e incapaz de reinventarse.
Las cuitas de Kast se deben en buena medida a que -como tantos de nuestros políticos- tomó un atajo engañoso que está pasándole factura: presentarse ante la opinión pública basado en el posicionamiento, no en un proyecto de país. Apostó todo a intervenir en el debate bien asentado en una posición crítica. Eso funcionó mientras no hubiera alguien que lo desbordara por la derecha, justamente lo que pretende Kaiser, quien parece haber tomado nota. La estrategia muestra sus límites hoy, cuando es el diputado el que se saca aplausos situado como el derechista implacable con el Presidente Boric y el adalid de la lucha contra la delincuencia y la inmigración irregular.
Como está descubriendo Kast, la vía del posicionamiento funciona como una droga: primero, placer; después, sufrimiento. En 2021 jugó a favor de Kast. Hoy parece ser una ventaja para Kaiser. Amenazado su posicionamiento, al republicano se le ve desorientado.
Kast ha dicho que esta será su última carrera presidencial. El tiempo se le agota para buscar la trabajosa alternativa al posicionamiento: el desarrollo de un proyecto-país coherente que ilusione. Quizás otro gallo cantaría si hubiera privilegiado el contenido y presentado una visión que ofreciera esperanza a los chilenos. Pero jugó sus cartas al posicionamiento y ahora es víctima de esa decisión. Al final, las malas opciones dejan en evidencia al rey desnudo.
Por Juan Ignacio Brito, periodista
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