Columna de Juan Ignacio Brito: Se busca: adulto responsable a cargo
Por Juan Ignacio Brito, periodista
La juventud, decía el filósofo inglés Michael Oakeshott, supone muchas virtudes. Es una etapa en la cual todo parece posible y durante la que “el mundo es un espejo donde buscamos el reflejo de nuestros propios deseos”, sin concesiones ni restricciones.
Traducido a política electoral, lo anterior sugiere que un joven debería ser el candidato ideal: representante del cambio y encarnación incontaminada de los sueños, los ideales y la pureza moral perdida. En buena medida, eso es lo que explica la elección de Gabriel Boric.
El problema es que lo que funciona en la campaña no necesariamente sirve en el gobierno. Una cosa es encantar con un relato y otra muy distinta aterrizarlo en acciones concretas. Esa tensión queda al desnudo hoy. La inexperiencia del equipo a cargo resulta patente y la gente la expresa quitándole apoyo al Presidente. Lo que partió con épica, se está transformando en un meme.
Oakeshott menciona la novela La línea de sombra, de Joseph Conrad, que narra el difícil tránsito generacional de un joven capitán. El filósofo escribe que, cuando pasamos la línea de sombra que divide la juventud de la adultez, “se descubre un mundo sólido de cosas, cada una con su forma fija, cada una con su propio punto de equilibrio, cada una con su precio; un mundo de hechos, no una imagen poética, en el cual lo gastado en una cosa no puede ser gastado en otra; un mundo habitado además de por nosotros mismos, por otros que no pueden ser reducidos a simples reflejos de nuestras propias emociones”. Como, por definición, los jóvenes aún no atraviesan ese umbral imaginario, Oakeshott concluye que la política es “una actividad inadecuada” para ellos. Las virtudes de la juventud no son las de política. Esta demanda otro elenco de cualidades, que solo comenzará a ser adquirido cuando se traspase esa invisible línea de sombra.
Parece obvio que nuestros actuales gobernantes no lo han hecho aún. Si hasta ahora, en ausencia de obstáculos de proporciones -desastres naturales, crisis sociales o sanitarias, shocks económicos, etc.-, tenemos un equipo que no logra mostrar capacidad ni fiato mínimo, comete errores no forzados, desconoce los temas y está desinformado, ¿qué nos espera cuando enfrentemos una emergencia severa como las que suelen azotar al país?
Es urgente incorporar ya experiencia y conocimiento a un gabinete inexperto. Lo ocurrido con el proyecto del retiro del 10% muestra que el ministro de Hacienda está muy solo. Resulta necesario poner a cargo a un adulto responsable: designar a un político de trayectoria y peso en el Ministerio del Interior y darle espacio para diseñar e implementar una estrategia que rescate aquello que hoy parece a la deriva. De lo contrario, seremos testigos y víctimas de un naufragio político tan prematuro como predecible.
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