Columna de Juan Ignacio Brito: Una explicación para el conflicto de Medio Oriente
A nadie dejan impasible las noticias del Medio Oriente. Todos nos planteamos la misma pregunta: ¿Cómo es posible que ocurran cosas así en nuestro tiempo? Aunque existen muchas maneras de responder esa interrogante, puede ensayarse una que busque una explicación desde la manera en que se ha ido distribuyendo el poder en la región en los últimos años.
A todos nos entusiasmó el proceso de paz palestino-israelí de los 90. Aunque se les conoce como los Acuerdos de Oslo, no hay que olvidar que se suscribieron en Washington. Estados Unidos era entonces la potencia única y podía sentar en una mesa a rivales como el premier israelí Yitzhak Rabin y el líder palestino Yasser Arafat. Además de las voluntades de los firmantes y las condiciones históricas concretas de aquel momento, fue el enorme poder que entonces poseía EE.UU. el gran facilitador y la garantía que permitió lanzar el proceso de paz.
Hoy, cuando Hamas ha humillado a Israel y éste planea una contraofensiva, de nuevo es necesario observar el trasfondo geopolítico para tratar de entender por qué ocurrió la incursión del grupo palestino, más allá del horror que despierta el ataque contra civiles inocentes y la increíble falla de seguridad de Israel.
Durante los 90, EE.UU. siguió una política de “doble contención” en el Golfo Pérsico, que enfrentaba a la vez a sus dos grandes rivales en la zona: Irak e Irán, enemigos que habían peleado una sangrienta guerra entre 1980 y 1988. Cuando en 2003 los norteamericanos invadieron Irak, eliminaron un adversario tradicional de Teherán. De ahí en más, Irán empezó a ejercer una influencia creciente en Irak y pudo reforzar la que ya tenía a través de Hamas en Gaza y Hezbolá en El Líbano.
Si a esta nueva realidad se le suma el poco interés de EE.UU. por intervenir en las guerras civiles de Siria y Libia y las retiradas de Irak y Afganistán, queda claro que Washington ha perdido presencia en el Medio Oriente. La consecuencia fue que en ese sector se generó un vacío de poder que hoy luchan por llenar Arabia Saudita e Irán, las potencias regionales.
Es ese vacío el que le ha permitido a Irán activar ahora a Hamas, con el propósito de impedir un inminente acuerdo tripartito que se iba a suscribir en los próximos días, por el cual Israel y Arabia Saudita establecerían relaciones diplomáticas y esta última firmaría un acuerdo de defensa con Estados Unidos. Dicho acuerdo apuntaba a debilitar la posición iraní.
En definitiva, puede decirse que son el desorden que ha generado en la zona la retirada norteamericana y la consecuente disputa saudita-iraní por llenar el vacío que provocó aquella, los factores que explican, desde la perspectiva de la distribución del poder en el Medio Oriente, la inusitada ofensiva de Hamas del fin de semana.
Por Juan Ignacio Brito, periodista
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