Columna de Juan Pablo Catalán: La PAES como un herramienta para la equidad
Los próximos días miles de jóvenes darán la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES). Un proceso que podría definir, además, sus oportunidades en una sociedad chilena más bien desigual.
Esta desigualdad se refleja en que esta evaluación, administrada por el DEMRE, sigue mostrando inequidades. Pues estudiantes de sectores vulnerables, con menos acceso a recursos educativos de calidad, tienden a obtener puntajes más bajos en la PAES. Así, la brecha entre colegios municipales y particulares pagados es abismante año tras año.
Ante este escenario, urge traspasar la gestión de la PAES a la Agencia de la Calidad de la Educación. Este organismo público ha demostrado contar con las competencias para rediseñar una evaluación de manera más inclusiva y representativa. Un ejemplo es la mejora de la Prueba Diagnóstico Integral de Aprendizajes (DIA). Su incorporación ha favorecido al sistema educativo con información más detallada y contextualizada de los aprendizajes de los estudiantes. Además de permitir adaptar estrategias pedagógicas adecuadas a las realidades de cada comunidad educativa.
La PAES perpetúa una visión limitada del aprendizaje. Esto, al estar centrada en competencias académicas que no abarcan las capacidades promovidas por las bases curriculares del Mineduc y la Ley General de Educación.
En cuanto a los módulos optativos, como parte la nueva PAES se esperaría que los estudiantes puedan elegir áreas específicas que reflejen sus intereses, talentos o futuras orientaciones académicas. Por ejemplo, un interesado en ciencias podría rendir un módulo de biología avanzada, mientras que otro, enfocado en arte, podría optar por un módulo relacionado con habilidades creativas. Esto permitiría que la prueba valore la diversidad de habilidades y conocimientos, ofreciendo una evaluación más personalizada.
La transición hacia una PAES administrada por esta Agencia permitiría, además, fortalecer la equidad en el acceso a la educación superior. La incorporación de módulos optativos que reflejen intereses y habilidades estudiantiles, así como un enfoque regionalizado, podría nivelar las oportunidades. Y aspirar a sistema de evaluación más justo.
Por otro lado, la transparencia inherente a la gestión pública contribuiría a recuperar la confianza de los estudiantes y sus familias en el sistema de admisión. Este cambio también abriría la puerta a una transición más fluida entre la educación media y la superior.
El debate sobre el futuro de esta prueba de admisión nos plantea qué tipo de sociedad aspiramos a construir. Es imperativo que la evaluación de nuestros jóvenes se transforme en una herramienta para el desarrollo integral.
Y si bien traspasar la gestión de la PAES a otro organismo público no resolverá todos los problemas del sistema educativo, es un paso crucial hacia una educación superior más inclusiva y equitativa.
Es el momento de actuar. El desafío está en nuestras manos.
Por Juan Pablo Catalán, Doctor en Educación. Profesor investigador Facultad de Educación y Ciencias Sociales, Universidad Andrés Bello.
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