Columna de Katherine Strasser: En el mes del libro, vayamos mas allá del goce lector



La competencia lectora es uno de los predictores más importantes del logro escolar y mejor forma de desarrollarla es leyendo mucho. A su vez, el factor más importante para ello es la motivación. Por esta razón, fortalecer la motivación lectora en el estudiantado ha sido una prioridad de muchas políticas de promoción lectora. Lamentablemente, existen grandes malentendidos sobre la motivación. Mientras que la mayoría de las personas entiende por motivación el “interés” o “gusto”, el concepto de motivación en psicología se compone de múltiples elementos: necesidades, expectativas, valores, e identidad (a lo menos).

La reducción de la motivación a sólo un componente se aprecia especialmente en el caso de la motivación lectora, que se suele limitar al “goce lector”: una mezcla de interés intrínseco y emoción positiva. Esta simplificación conduce a una única estrategia para promover la lectura: buscar que los estudiantes la perciban como algo “entretenido”. Esto puede ser una tarea desconcertante: a mí me parece entretenido Star Trek, pero no logro que mis amigos compartan mi interés. Los intereses individuales, aunque poderosos motivadores, pueden ser difíciles de comprender, y aún más de intervenir.

Si la meta es que los estudiantes lean mucho y con brío, comprender la motivación lectora desde todos sus componentes ofrece un abanico de estrategias mucho más variadas que “hacer de la lectura algo entretenido”. Aquí hay un breve resumen de algunas estrategias que se derivan de cada componente de la motivación:

Necesidades: Los estudiantes se involucran más en tareas que satisfacen sus necesidades de autonomía, relación, y competencia. Debemos permitirles escoger qué leer, promover el valor social de la lectura, y ofrecer materiales desafiantes.

Expectativas: Nos esforzamos cuando creemos que tendremos éxito. Para que un estudiante sienta confianza en que puede ser un buen lector, debemos explicitar las acciones que debe realizar para ello -como leer mucho-, y ofrecer lecturas acordes a su nivel de habilidad.

El Valor instrumental es un potente motivador. Hay que ayudar a los estudiantes a visualizar la utilidad de la lectura para sus metas personales.

El Valor intrínseco, que corresponde al “goce lector”, requiere que ofrezcamos una variedad suficiente de materiales de lectura para apelar a los intereses de todos los estudiantes.

Identidad: Las personas evitan actividades que perciben contrarias a su identidad. Por eso, es importante derribar estereotipos que asocian la lectura a ciertos grupos, y ofrecer modelos que muestren que leer es para todos.

La ciencia de la motivación ha progresado mucho desde los tiempos de la motivación intrínseca y extrínseca. Debemos aprovechar todos los mecanismos que ella nos ofrece para lograr que nuestros estudiantes lean mucho, con propósito, y de por vida.

Por Katherine Strasser, académica Psicología UC

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