Columna de la embajadora Louise de Sousa: Acciones ante la crisis climática
Hace un año, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26 -organizada por el Reino Unido- culminaba con la adopción de un acuerdo histórico, fruto de las intensas negociaciones de las que tomaron parte 200 países y más de 120 líderes mundiales. En esta oportunidad, Chile, luego de un largo período de presidencia marcado por la pandemia, entregó la presidencia COP al Reino Unido.
El Pacto de Glasgow le dio al mundo las herramientas necesarias para mantener vivo el objetivo de limitar el incremento de la temperatura global a 1.5 °C, el logro más importante desde el Acuerdo de París. A doce meses de esta exitosa cumbre, el mundo enfrenta nuevos desafíos, pero el pacto adoptado en Escocia sigue siendo el modelo para acelerar la acción climática en esta década crítica.
Hoy, la inseguridad alimentaria tras la pandemia de Covid-19 se ve agravada ante la crisis provocada por la invasión rusa a Ucrania, en tanto la amenaza crónica del cambio climático se está volviendo más aguda y afecta a todos los países del mundo: desde inundaciones devastadoras en Pakistán y olas de calor récord en Europa hasta huracanes, inundaciones y sequías en el continente americano.
En medio de esta crisis y ante la necesidad de tomar acciones urgentes, este fin de semana comenzó la COP27 en Egipto. Se trata de un momento crítico para redoblar esfuerzos y demostrar que la transición avanza, no se detiene. Frente a un contexto desafiante, los países deben acelerar la acción climática y no dar ni un paso atrás en los compromisos adquiridos en Glasgow sobre mitigación, pérdidas y daños, financiamiento y adaptación, impulsando acciones reales y el apoyo a las naciones más vulnerables.
Es momento de que cada país revise y fortalezca sus objetivos nacionales para alinearse con el compromiso de limitar el incremento de temperatura, y este trabajo debe estar respaldado por un progreso real sobre el terreno con la implementación de políticas públicas realistas. No mañana ni en algún punto del futuro lejano, sino este año, en 2022, con compromisos de cero neto y objetivos de reducción de emisiones para 2030 respaldados con planes claros y factibles. Dichas metas ya no resultan algo deseable, sino imprescindible para proteger a los ciudadanos, las economías y el medio ambiente.
El liderazgo de Chile en la región debe destacarse y no dudamos en que se fortalecerá. Chile respaldó trece declaraciones en la COP26, la mayor cantidad en América Latina. Ha impulsado la Alianza de Ambición Climática por la carbono neutralidad para sumar organizaciones de todo tipo en sus compromisos de ser carbono neutrales. Y, a través del trabajo de los Champions de Chile y el Reino Unido, Gonzalo Muñoz y Nigel Topping, liderando las iniciativas Race to Zero y Race To Resilience, con alto poder de convocatoria.
El Reino Unido continuará impulsando el cumplimiento de los compromisos de Glasgow en la COP27 y más allá. Es fundamental que la COP27 se base en el ejemplo de inclusión de la COP de Glasgow, pues únicamente con la participación de todos los países lo pactado podrá convertirse en una realidad.
Louise de Sousa, es embajadora de Reino Unido.
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