Columna de León de la Torre Krais: Día de Europa
El 9 de mayo de 1950, el entonces Ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schuman, pronunció su célebre declaración en la que proponía la creación de una estructura común que administrara los recursos del carbón y el acero entre seis países europeos, para evitar así nuevas guerras en un continente con una historia tan truculenta. Así se colocó la primera piedra del proyecto que sigue creciendo y que hoy conocemos como Unión Europea. 73 años más tarde, los ejes que han forjado el proceso de integración europeo de hoy 27 Estados miembros y que atraen a los países candidatos, es decir paz, prosperidad y cooperación, siguen siendo claves ahondar en nuestra cohesión y para nuestra implicación exterior como actor global.
En este contexto, los lazos que unen la Unión Europea a América Latina son cada vez más importantes. Nos encontramos en un año muy especial cargado de ambiciones renovadas que nos ayudan a reactivar nuestros vínculos transatlánticos basados en valores comunes. Hay dos hitos que merece la pena recalcar: la cumbre Unión Europea-CELAC que tendrá lugar en Bruselas en el mes de julio y la conclusión del nuevo Acuerdo Marco Avanzado entre la Unión Europea y Chile.
La novena cumbre birregional, partiendo de la primera en 1999 en Brasil, va a ser un espacio para plasmar las bases de nuestra nueva asociación estratégica y para adoptar una agenda de cooperación UE-CELAC que se sepa dar respuesta a las demandas concretas de nuestros ciudadanos y a los desafíos compartidos. Tras ocho años de la última cita, debemos aprovechar este momento para renovar el entendimiento mutuo y convertir la cumbre en una dinámica permanente. Tenemos que avanzar en la doble transición verde y digital sin dejar de lado sus implicaciones en la inclusión social y en el desarrollo humano, perfeccionando nuestros modelos de convivencia democrática y multilateralismo eficaz. El reciente lanzamiento de la Alianza Digital UE-América Latina y la agenda de integración con valores e inversiones de Global Gateway son elementos concretos de esta nueva ambición.
Otro elemento fundamental que demuestra la firme vocación latinoamericana de Europa se traduce en la ampliación y modernización de los acuerdos bilaterales. Tenemos una de las redes de acuerdos políticos, comerciales y de cooperación más extensas del planeta entre los países de ambas orillas del Atlántico y que reflejen nuestros valores compartidos. Queremos elevar nuestros estándares comunes en materia social, medioambiental, en favor de los derechos de los más vulnerables y de consumidores cada vez más exigentes. Por eso el nuevo Acuerdo Marco Avanzado entre la UE y Chile constituye un modelo renovado de asociación, que coloca en el centro a las personas, consolida los mecanismos de igualdad, participación y transparencia, apuesta por una integración económica más eficiente, sostenible y respetuosa con el medio ambiente y abre nuevas oportunidades de comercio e inversión que beneficien a todos.
Además, este fortalecimiento de las relaciones entre Europa y América Latina debe aprovechar todo su potencial para hacer frente común a la guerra injustificable de conquista de Rusia contra la soberanía e integridad territorial de Ucrania. Frente a esta amenaza global contra los principios de convivencia pacífica, la Unión Europea se ha mantenido unida y firme y nos hemos visto obligados a tomar decisiones sin precedentes para apoyar la defensa de Ucrania. El concepto de “Europa geopolítica” es una realidad, ya no somos sólo una comunidad económica, sino un actor global con responsabilidades que nos obligan a ejercer no solo nuestro poder blando, sino también el lenguaje del poder. Pero esta guerra no es un mero conflicto bélico en Europa, es un ataque en toda regla contra las normas y valores consagradas en el derecho internacional y que los países de América Latina, como miembros fundadores de las Naciones Unidas, respaldan como firmantes de su Carta. La comparecencia del Presidente Zelensky el 4 de abril ante el Congreso Nacional de Chile, el primero en un parlamento latinoamericano, nos recuerda que la distancia geográfica ya no es una excusa para no condenar de forma contundente una injustificable agresión que causa muerte, hambre y destrucción. En un día como el 9 de mayo en el que se conmemora la apuesta de los europeos por una convivencia en paz, democracia, libertad y solidaridad, conviene recordar que es una responsabilidad compartida de todos los países que defienden estos valores estar junto a aquellos que son agredidos por quienes solo defienden la ley del más fuerte.
En un año en el que se conmemora medio siglo del golpe en Chile es oportuno reiterar la importancia de los valores de democracia, derechos humanos y multilateralismo que nos identifican, aprender de nuestros a veces duros pasados y defender en lo que creemos con una firme proyección al futuro, en nuestra comunidad birregional y en el mundo.
Por León de la Torre Krais, embajador de la Unión Europea en Chile.
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