Columna de Leonardo Letelier: Sobre los determinantes de la satisfacción con la vida

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La versión 2024 del World Hapiness Report (Wellbeing Research Center de la Universidad de Oxford), presenta un resumen comprehensivo de la evidencia comparada en torno a la “satisfacción subjetiva con la vida” (SSV) entre países. El reporte concluye que al menos dos tercios de la variación entre países, está explicada por seis variables. Estas son; el ingreso por habitante, la calidad de la salud, la factibilidad de tener alguien en quien confiar, la libertad para tomar decisiones en forma autónoma, la generosidad del entorno, y la percepción de corrupción.

Al comparar el conjunto de los 143 países de la muestra, el valor promedio del indicador no exhibe cambios importantes entre la primera medición reportada (2006 – 2010), y la segunda (2021 – 2023). Sin embargo, ello esconde significativas diferencias entre países, las cuales adquieren mayor relevancia al segmentar por regiones y diferenciar por edades. Chile se encuentra en el lugar 38 del ranking. Encabezan la lista; Finlandia, Dinamarca y otras naciones de alto ingreso por habitante, usualmente sindicadas como países “desarrollados”. Al diferenciar por edad, Chile mantiene su posición relativa en el segmento menor a 30 años (39 en el ranking), pero exhibe un rezago sustancial para el caso de los mayores de 60 (46 del ranking). Respecto del grado de inequidad en la distribución del indicador entre individuos, el mismo reporte muestra evidencia robusta de que esta es menor entre los países que crecen más rápido. Destaca en dicho recuento, el bajo “crecimiento” de Chile en esta misma métrica entre las dos mediciones reportadas (lugar 63 de la lista), hecho que coincide con el bajo crecimiento del PIB en igual periodo.

En el contexto mencionado, una línea de investigación de creciente interés es la vinculación entre la SV y el marco normativo vigente. Al respecto, la evidencia disponible permite confirmar que tanto la calidad de las instituciones (normas), la capacidad del estado para garantizar su cumplimiento, y el aporte de las mismas al fortalecimiento de las libertades individuales, contribuyen significativamente al grado de SSV. Un estudio reciente sobre el caso de Chile (Letelier y Sáez-Lozano 2024), explora el aporte del entorno financiero municipal a dicha variable. Si bien el citado trabajo confirma la incidencia de las mismas variables consignadas en el informe mundial, este último aporte evidencia original en dos ámbitos de interés. Por una parte, concluye que la capacidad de los municipios para tomar decisiones autónomas en el ámbito de sus competencias es un atributo deseable en lo que a SSV se refiere. Por la otra, muestra también que dicha autonomía está condicionada al grado en que la propia comunidad puede exigir rendición de cuentas a las autoridades locales.

Múltiples son las implicancias de la evidencia anterior desde la perspectiva de las políticas públicas en Chile. Tal vez la más importante es que la promoción del crecimiento económico, no solo mejora la SSV, sino que contribuye también a reducir las brechas de este mismo indicador entre las personas. El rezago relativo de Chile en la SSV entre los mayores, exige atención en todas las políticas con efecto significativo sobre este grupo, siendo de la mayor importancia el tema previsional. Por su parte, el marco institucional importa, no solo en razón de su diseño, sino también por la capacidad del Estado para hacerlo cumplir. Finalmente, el grado de representatividad y la fuerza de la democracia local son un ingrediente fundamental en el buen desempeño de la gestión municipal, evidencia que tiene alcances a nivel del gobierno central. Si bien la actual Ley de Acceso a la Información en Chile representa un avance importante en esta dirección, la llamada “transparencia activa”, puede ser potenciada mediante la publicación de información comparada entre municipios en ámbitos críticos de la gestión local. En la actualidad, la Contraloría General de la República publica información financiera de mucha utilidad sobre tales corporaciones. Sin embargo, esta es de difícil comprensión y no permite una evaluación comparada entre municipios en los términos antes referidos. Este modelo ha sido utilizado con éxito en otros países. Destaca entre ellos el caso de Noruega, en el cual existe un registro oficial de los gobiernos locales que exhiben anomalías financieras, el cual es visible y conocido, y tiene consecuencias significativas en la probabilidad de reelección de las autoridades involucradas.

Por Leonardo Letelier, decano Facultad de Gobierno, Universidad de Chile

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