Columna de Lorena Meckes: Simce y las dos caras en las brechas de resultados tras la pandemia

Simces


Las noticias sobre las diferencias de resultados entre estudiantes en los puntajes del Simce que hemos conocido nos muestran dos caras.

Es sin duda motivo de celebración que, en matemática, tanto en cuarto básico como en segundo medio, las brechas entre los estudiantes más desaventajados y los del nivel socioeconómico más alto son ahora incluso menores que antes de la pandemia. Nuestros resultados en PISA 2022 confirman esto, ya que Chile fue uno de los cinco países de los 68 participantes que mostraron una disminución de la brecha socioeconómica en esta asignatura. Sin embargo, constatamos nuevamente este año que no ha sucedido lo mismo con las brechas de género. Sistemáticamente, tanto en cuarto básico como en segundo medio tras la pandemia se observó un descenso de puntajes más brusco en las niñas que en los niños en matemática, y en los años siguientes, ellas han avanzado más lentamente que sus compañeros. En matemática, donde los años previos a la pandemia niños y niñas mostraban resultados muy equitativos en todos los cursos evaluados, hoy observamos una brecha desfavorable para las mujeres. Además, la tradicional ventaja de las niñas en lectura se perdió en cuarto básico, fenómeno que ya se venía observando desde el año pasado. Es importante aclarar que los hombres no son por naturaleza mejores en matemáticas, ni las mujeres lo son en lectura. Esta caricatura queda desmentida por los propios puntajes del Simce, que por años fueron muy similares entre niños y niñas en matemática y hoy lo son en lectura para cuarto básico.

Hemos sido exitosos en acortar las brechas de aprendizaje entre grupos socioeconómicos, que por cierto siguen siendo mucho mayores que las de género. Sin embargo, en la víspera de la conmemoración del Día de la Mujer, estos resultados nos confirman el desafío de trabajar para no desaventajar ahora a nuestras niñas. Las expectativas que las mismas niñas y sus cercanos tienen sobre su capacidad para aprender, las imágenes que les ayudamos a construir sobre lo que pueden lograr o sobre lo que “corresponde” a niños y niñas, moldean sus motivaciones, inciden en su aprendizaje y, más tarde, en sus elecciones vocacionales. Esto repercute en brechas salariales y en su acceso a poder aportar en diversos ámbitos de nuestra sociedad. Los avances en la reducción de las brechas socioeconómicas en los resultados de aprendizaje demuestran que es posible avanzar hacia una educación más equitativa. Es imperativo que, como sociedad, nos comprometamos a fomentar un entorno que desafíe los estereotipos de género y promueva la igualdad de oportunidades favorecer que cada niño y niña alcance su máximo potencial y pueda contribuir plenamente al desarrollo de nuestra sociedad.

Por Lorena Meckes G., directora ejecutiva de MIDE UC

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