Columna de Lucía Dammert: El poder del deporte

Pan-Am Games - Santiago 2023
REUTERS


Desarrollar una política de Estado diseñada por varios gobiernos de distinto color político, implementada en diversas partes del país, enfrentada a los desafíos de la pandemia, la crisis económica y los naturales problemas que tiene la construcción de grandes obras de infraestructura, es en la actualidad un desafío monumental. Son múltiples las áreas de política pública donde estos avances no se han podido lograr, el cambio del sistema de pensiones, la transformación del sistema de salud, la mejora de la educación pública, la inversión en sistemas penitenciarios de calidad son algunos ejemplos de temas urgentes, pero también pendientes.

Observar el inicio de los Panamericanos y para panamericanos 2023 debe llevarnos a reflexionar sobre las enormes posibilidades que tiene nuestro país cuando el trabajo colaborativo y la mirada de largo plazo se instalan como meta. Múltiples podrían ser los reclamos que cada administración achaque a la anterior y enorme podría ser el pantano de críticas que hubiera limitado su concreción. Sin embargo, el acuerdo transversal político puso énfasis en la necesidad de lograr este enorme desafío.

Los Panamericanos son mucho más que una fiesta deportiva. Es un espacio donde Chile vuelve a mostrar su rol de liderazgo en la región, su capacidad de avanzar en tareas estratégicas, su compromiso con los jóvenes y niños, pero también el énfasis sobre mayor equidad territorial y diversidad. Nadie puede estar en desacuerdo con estos objetivos que nos permitirán contar con una infraestructura deportiva de primer nivel, así como abrir espacios para el entretenimiento y el compartir entre distintos.

Luego de meses de desencuentros, de brechas que parecen insuperables, de distancias y desconfianzas, estos días pueden ser un espacio para ver lo mejor que puede hacer el país, uno donde nadie sobra, uno donde los deportistas migrantes hoy nacionalizados chilenos lo entregan todo y son reconocidos como parte del país que eligen como propio, uno donde los deportistas parapanamericanos nos enseñan que nada, literal, nada es un obstáculo para avanzar con sueños de futuro.

Tomemos esta oportunidad para enfatizar en la necesidad de construir espacios públicos de calidad que permitan disminuir la fragmentación socioterritorial que marca la vida de nuestras ciudades, para potenciar los liderazgos de miles de niños, niñas y adolescentes que participando de actividades deportivas y culturales desarrollan ideas de futuro y construyen amistad cívica más allá de cualquier diferencia; instalemos la infraestructura necesaria para que todas las personas en situación de discapacidad puedan desenvolverse en el país sin las enormes barreras infraestructurales, sociales y económicas que enfrentan en la actualidad.

Así, empezamos una temporada que no sólo nos permitirá ver la belleza de las actividades deportivas y la resiliencia de miles de deportistas, sino también las oportunidades que tenemos y las posibilidades que existen cuando volvemos a mirarnos con confianza y con metas de futuro compartidas.

Por Lucía Dammert, académica de la Universidad de Santiago de Chile.

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