Columna de Luis Castillo: Juntos, lo hicimos

UCI


No cabe duda de que el impacto de la pandemia Covid-19 en Chile y en el mundo entero ha sido devastador. Ningún país estaba preparado para un desafío de esta magnitud. Antes de la aparición del primer caso en la Región del Maule, en marzo de 2020, conocíamos muy poco de este virus, su vida celular, sus mecanismos de propagación y sus efectos en la salud.

Durante la crisis tuvimos que aprender en forma activa, compartiendo información con especialistas y expertos nacionales y extranjeros y, a la vez, coordinar cada detalle para hacer frente a la expansión del virus.

Se trata de una epidemia que nos afectó en todos los ámbitos: el laboral, los estudios, la comunicación y la manera de movilizarnos, lo que modificó drásticamente las formas de vida. Pese a la adversidad, nuestro país mostró un trabajo ejemplar: logró respuestas eficaces y proactivas en la búsqueda de vacunas, respiradores, insumos, camas críticas que permitieron salvar más de 130 mil personas y, a la par, implementó un plan de comunicación de riesgo eficiente que se entregó a las familias logrando cambios conductuales, especialmente en medidas preventivas, en cuanto al manejo de las mascarillas y el lavado de manos, claves para el control de la enfermedad.

También hemos lamentado la pérdida de más de 64 mil chilenos. Los fallecidos y el sufrimiento de sus familias merecen que los recordemos. Este recuerdo nos debe ayudar a organizar mejores respuestas ante las emergencias sanitarias.

Durante los últimos tres años se realizaron más de 30 millones de PCR y se administraron más de 48 millones de dosis de vacunas, lo que se traduce en que 18 millones de personas ya tienen su esquema de inmunización completo. Y más de 14 millones ya han recibido refuerzos, quedando pendiente la vacuna bivalente -en una mayor proporción- en la población de riesgo.

En los peores momentos del contagio, todos los pacientes con C19 y falla pulmonar tuvieron acceso a una cama intensiva con niveles de calidad y seguridad en alguna UCI del país, mientras que la red integrada de salud pudo acceder a insumos especializados traídos en una efectiva cadena logística internacional.

La innovación y la reorganización intrahospitalaria fue la norma. La complementariedad público-privada y la integración del sistema protegió a miles de personas.

Al cumplirse un año más del primer caso de Coronavirus en Chile, no cabe más que realizar un reconocimiento a los profesionales de la salud pública y privada, a los equipos de salud, junto con profesionales y técnicos de los diferentes ministerios. También hay que agradecer a las instituciones de orden y seguridad, a las Fuerzas Armadas, las universidades, a los héroes anónimos y, muy especialmente, a la ciudadanía.

El llamado es a seguir protegiéndonos, a mantener presentes las medidas de autocuidado, pero también a tener la tranquilidad de que, debido al trabajo y gestión proactiva, Chile es un ejemplo para el mundo a la hora de enfrentar la pandemia en todos sus aspectos.

Por Luis Castillo, decano Facultad Ciencias de la Salud U. Autónoma; ex subsecretario de Redes Asistenciales

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