Columna de Luis Eduardo Bresciani: Pacto por la ciudad
La semana pasada, el gobierno anunció un plan de recuperación de los centros urbanos de siete ciudades. Aunque el sentido de urgencia debiera concentrarse en la rehabilitación de corto y mediano plazo de los espacios públicos y la actividad comercial más deteriorada, es un buen primer paso para iniciar procesos de planificación integral que reviertan las tendencias de degradación que han experimentado algunos centros históricos en años recientes.
Pero los buenos planes urbanos deben sostenerse en el largo plazo. Por eso su éxito no puede ser medido solo por las obras realizadas, sino por la instalación de mecanismos más descentralizados y vinculantes que den continuidad a los proyectos. Solo así podremos romper la mala práctica de gobiernos obsesionados con sus “legados”, que suelen priorizar la velocidad de ejecución por sobre la calidad, optando por centralizar el diseño y la gestión, desconociendo que los buenos procesos de planificación son claves para construir confianzas entre la ciudadanía y las instituciones públicas.
En esta línea, la reactivación del proyecto del eje Alameda-Providencia es una de las mejores noticias urbanas de fines del 2022. Este proyecto iniciado en 2015 bajo el liderazgo del actual gobernador de la Región Metropolitana Claudio Orrego, no surge de la imposición sino de un concurso internacional de diseño ganado por los arquitectos Lyon, Bosch y Martic. No solo se trata de una visión renovadora del corazón de Santiago, sino que reemplaza las antiguas prioridades en infraestructura vehicular por un diseño urbano que refuerza la equidad entre comunas; el espacio para el peatón, la bicicleta y el encuentro cívico-social; el transporte público y la integración de los parques y arborización. Por ello, esperamos que los equipos que venían trabajando este proyecto puedan sumarse a esta nueva etapa.
Quizás el mayor aporte de este proyecto no radica solo en la prioridad puesta en la calidad del diseño de las obras públicas, sino que en la forma descentralizada, participativa y multisectorial para implementar proyectos urbanos. Por eso es tan importante que el Presidente de la República haya retomado este proyecto en el marco de un plan mayor de revitalización, enfatizando el rol de los espacios públicos para el reencuentro ciudadano y la necesidad de que todo proyecto y plan urbano trascienda a los gobiernos de turno, corrigiendo el error del gobierno anterior que interrumpió esta iniciativa.
En tiempos donde los compromisos políticos de largo plazo son tan importantes para la paz social, la democracia y el desarrollo sostenible, el buen diseño e implementación de proyectos y planes urbanos puede ser un catalizador de nuevas coaliciones cívicas entre autoridades, grupos de la sociedad civil y el sector privado que, como el eje Alameda-Providencia, contribuyan a darle sostenibilidad a la generación de equidad, identidad y revitalización de nuestras ciudades.
Por Luis Eduardo Bresciani, director Escuela de Arquitectura UC
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