Columna de Luis Larraín: Dos tareas, dos responsables
Dos hitos recientes anuncian las principales tareas de la política chilena en lo que queda del período presidencial de Gabriel Boric. Ellos son la cuenta pública del 1 de junio y la ceremonia en que el Consejo Constitucional asumió sus funciones para elaborar un proyecto de nueva Constitución que se someterá a la voluntad popular.
Y es justamente por decisión de la voluntad popular que estas trascendentales tareas serán lideradas por personas y fuerzas que están en las antípodas del arco político chileno.
Así es como serán los Republicanos, con la influencia de su líder José Antonio Kast, quienes tendrán la responsabilidad principal en la elaboración de la nueva Constitución. Para obtener las mayorías necesarias deberán contar con apoyo de los consejeros de Chile Vamos y otros que se les sumen. Boric ha adelantado que durante su mandato no habrá otro proceso constitucional. Las mayorías del Consejo tendrán que ponderar cuáles de las necesarias clarificaciones al texto de la Comisión Experta impulsar; y definir otras en las que cederán. Un criterio posible es insistir en aquellas que, ajustándose a sus principios, concitan también mayoría en la población, como es el caso de la libertad de elección entre proveedores públicos y privados en materia de salud y pensiones y mayor protección frente a la criminalidad. El oficialismo defenderá sus puntos de vista, pero sería políticamente incomprensible que decida rechazar arriesgando una tercera derrota electoral en tan poco tiempo y un legado vacío.
En relación a la conducción del gobierno, en su cuenta pública Boric admitió que sus ideas habían sufrido una derrota cultural, agregando que no era definitiva (nunca lo son). El Presidente puede verse alentado por una encuesta que muestra un alza en su aprobación después de la cuenta pública (otra muestra una baja) y así insistir en sus reformas emblemáticas: tributaria y pensiones. No debe olvidar que hace un año aumentó su apoyo luego de la cuenta y eso duró un mes. La precaria situación del orden público puede empeorar (el fin de semana pasado hubo seis asesinatos en Santiago y esta semana van ocho) y la economía seguirá deprimida (desempleo aumentando y producción cayendo). Si el Presidente honra su palabra, deberá empoderar a sus ministros del Interior y de Hacienda, Carolina Tohá y Mario Marcel, para que modifiquen el tenor de sus reformas, haciéndolas aceptables para la oposición o volverá a sufrir derrotas legislativas. La aún no aclarada defenestración del subsecretario Larraín no es una buena señal en materia de pensiones y nuevas promesas a financiar por la reforma tributaria tampoco. Si los ministros asociados al socialismo democrático no moderan las reformas, el gobierno volverá a fracasar.
Los chilenos juzgarán quién cumplió mejor la tarea.
Por Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor Libertad y Desarrollo
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