Columna de Luis Larraín: El gobierno a la deriva
Gabriel Boric debió dejar la comodidad de los patios de La Moneda donde paseaba leyendo novelas para entrar de lleno a la campaña por el Apruebo. No le ha ido muy bien, pues su capacidad de empatizar con la gente no ha logrado contrarrestar el rechazo a la nueva Constitución, que se ha hecho transversal por los excesos del proyecto; pero también por la paupérrima gestión del gobierno, que tiene a los chilenos asolados diariamente por la violencia, abrumados por la inflación (el impuesto a los pobres) y desconcertados por los desaciertos de la orquesta dirigida por Giorgio Jackson que desafina a diario.
El promedio de las siete encuestas publicadas la última semana de julio entrega una ventaja de 12 puntos al Rechazo sobre el Apruebo, 21 puntos la más holgada y 9 puntos la más estrecha. Esto ha causado desesperación en el gobierno, que parece prepararse para un escenario de pérdida el 4 de septiembre. Su primera reacción fue utilizar con mayor intensidad el poder, ya no solo para intentar revertir el resultado, sino agregando el objetivo de amedrentar a sus adversarios y adelantar su proyecto de refundación de Chile. Esto se manifestó en varios episodios.
El Presidente Boric interpelando a través de mensajes directos a la exconvencional Constanza Hube, acusándola de deshonestidad por diferir en la interpretación de un artículo de la propuesta de Constitución. La frustrada salida del periodista Matías del Río de Estado Nacional de TVN, en una intervención del gobierno en el canal público en pleno período electoral que no se había conocido en democracia. El llamado de la diputada Karol Cariola a pegar distintivos en aquellas casas que “sean del Apruebo”, criticada como una práctica derechamente fascista que puede generar violencia y enfrentamiento. Si sumamos la salida de Sergio Micco del INDH, se va configurando el escenario de un gobierno duro y amenazante, que pareciera pretender asegurar la mayor cuota de poder posible en el corto plazo, incluso en el evento de perder el plebiscito.
Esta cara fea del gobierno no es consistente con las promesas de Boric que ahora insta a sus partidarios a concordar anticipadamente reformas a la Constitución que se plebiscita, para dar una cara más amable a la opción Apruebo. Este intento postrero por maquillar el proyecto constitucional requería una sintonía fina que convenciera a los moderados. Pero el ministro Jackson se encarga cada día de alejarlos, con su desprecio y extremo ideologismo. Los chilenos saben muy bien que no habría cambios luego de un eventual triunfo del Apruebo, porque es técnicamente inviable, ya que en ese caso el Presidente tiene cinco días para promulgar la ley, creando 12 naciones, revocando derechos de agua y otras medidas irreversibles; y es políticamente imposible con el Frente Amplio y el Partido Comunista triunfantes.
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