Columna de Luis Larraín: El gran elector

RICARDO LAGOS
06/07/2022 FOTOGRAFIAS AL EX PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, RICARDO LAGOS Mario Téllez / La Tercera


En una columna anterior denuncié que las elecciones de convencionales cambiaron inadvertidamente las reglas del juego electoral, distorsionando las preferencias de la mayoría. Al reservarse 17 escaños para pueblos indígenas, un número desproporcionado para su población, se introdujo una brutal desigualdad, que llevó a que en Chile hubiese “grandes electores” indígenas, cuyo voto valió hasta mil veces más que el de otros.

Ahora, la Convención aprobó repetir este sistema para las elecciones que se realicen en el futuro en la Cámara de Diputados, de modo que el proyecto de Constitución incluye los 17 escaños reservados y un decimoctavo para los afrodescendientes, si así lo aprobara una ley.

Así, los que acusaban de antidemocrático al sistema electoral binominal introdujeron una trampa perpetua que les permitiría, gracias a grandes electores indígenas, ganar las elecciones con menos adherentes que sus adversarios. Los constitucionalistas de extrema izquierda parecen haber encontrado inspiración en los príncipes electores alemanes; duques, príncipes y obispos que durante varios siglos elegían al emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Un sistema nada de democrático.

Pero el concepto de gran elector sobrevivió en democracia, resignificándose y adquiriendo legitimidad. Se utiliza para denominar a personas cuya opinión ante una elección es capaz de convencer a muchos votantes, llegando incluso a definir el resultado.

Ricardo Lagos es uno de ellos.

Su gestión como Presidente de Chile ha sido reconocida en el país y a nivel internacional. Fue un líder político en el proceso de retorno a la democracia. Durante su administración el país experimentó un claro progreso y el Estado se modernizó en varias áreas, contribuyendo a convertir a Chile en el país que más mejoró su calidad de vida en Latinoamérica. Fue también el primer Presidente socialista después de Allende y manejó esa situación con destreza y habilidad política. Ejerciendo su cargo y después en su fundación, realizó aportes relevantes a la Constitución.

Pero la izquierda radical de los jóvenes del Frente Amplio, aliada al Partido Comunista, decidió que para llegar al poder debía matar al padre, y quién más propicio para representar ese papel que Ricardo Lagos. El Partido Socialista lo sacó de una nueva carrera presidencial rindiéndose ante los asaltantes del cielo que así lo exigieron.

Pero el mareo de altura, la inexperiencia política y la soberbia han llevado a la Convención y al gobierno de Boric a enajenarse el favor de la mayoría de los chilenos, que hoy se rebelan ante la falta de sentido común y la desastrosa gestión del gobierno y la Convención. Renace así la figura de Lagos, que piensa en el futuro de Chile y empequeñece a sus detractores. En dos misivas ha hecho explotar la opción Apruebo. Es el gran elector del 4 de septiembre, qué duda cabe.

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