Columna de Luis Larraín: Generosidad con plata ajena

Cómo mejorarían las pensiones de hombres y mujeres con la reforma, según la mesa técnica
Generosidad con plata ajena. Raúl Zamora/Aton Chile


Contagiado con el espíritu navideño el Presidente Boric ofrece un regalo a los actuales pensionados con plata de otros. Esta vez sí, con plata de los trabajadores, que lo pagarán con peores pensiones. Es curioso lo que ocurre en la centroderecha: el gobierno tiene un apoyo entre el 25 y el 30%, acorde a su pobre desempeño en orden público y la economía, las dos prioridades de la gente; la mejor carta presidencial es, con distancia, Evelyn Matthei y el oficialismo no da con una figura que pueda enfrentarla con alguna chance. Pero en lugar de pensar en el próximo gobierno y las elecciones parlamentarias, Chile Vamos está negociando con el gobierno en el Senado una reforma de pensiones que introduce reparto al sistema previsional chileno. Ellos prometieron a sus partidarios que un aumento de cotizaciones iría a sus cuentas individuales, lo que desea la gran mayoría de los chilenos, pero están en problemas pues han negociado con el gobierno algo distinto.

Así, Guillermo Ramírez declara en El Líbero que un acuerdo es urgente para que no desaparezca la capitalización individual. Extraña esa actitud defensiva, pues el oficialismo no tiene votos para imponer sus términos. Es cierto que la oposición tampoco, pero una buena gestión política, ayudada por la paupérrima gestión de Boric, debiera hacer posible ganar la presidencial y la parlamentaria lo que permitiría realizar una reforma propia si la actual es dañina. El senador Coloma en T13 aseguró que van a cerrar un acuerdo en el mes de enero, aunque el contenido no sabe cuál es (peculiar manera de negociar). El senador Cruz-Coke, en La Tercera, dice que van por un acuerdo que proteja los ahorros y mejore las pensiones, pero las dos cosas juntas no se pueden lograr con la reforma que se discute.

Los técnicos que los asesoran han esgrimido que los 3 puntos de cotización que irían a reparto (aunque le dan otros nombres) son necesarios para el equilibrio fiscal. Pero los trabajadores cotizantes no tienen por qué pagar con un impuesto al trabajo, por decenas de años, los déficits fiscales que se proyectan por mala gestión del gobierno de Boric.

Mientras algunos dirigentes gremiales insisten, sin dar argumentos, que es urgente lograr un acuerdo en pensiones, han surgido voces entre Pymes y emprendedores que consideran que con una economía estancada, con un tercio de informalidad laboral y una PGU que entrega tasas de reemplazo sobre el 100% a los jubilados más pobres, obligar a los trabajadores formales, durante decenas de años, a prestar dinero al Fisco es un dañino impuesto al trabajo en medio de una emergencia laboral.

Los regalos los paga alguien; recordemos el acuerdo de 2014 con el ministro Arenas para subir fuertemente los impuestos en el gobierno de Bachelet. Allí, con negociadores que se repiten, comenzó la década perdida de Chile.

Por Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor de Libertad y Desarrollo

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