Columna de Luis Larraín: Isabel Amor, eres más fuerte
Isabel Amor fue despedida de su cargo de directora del Servicio Nacional de la Mujer de Los Ríos, 48 horas después de asumir seleccionada por el sistema de Alta Dirección Pública. La directora nacional de Sernameg, Priscilla Carrasco, dijo que el despido ocurrió por pérdida de confianza.
Pero Isabel, exdirectora ejecutiva de Fundación Iguales y exdirectora del INDH en Ñuble, señala que la razón del despido es la condena de su padre, Manuel Amor, por encubrir el crimen de Luis Corvalán Castillo, hijo del secretario general del PC, fallecido en 1975 como consecuencia de torturas sufridas en 1974 en el Estadio Nacional, donde Amor ejercía como médico militar.
Isabel Amor reclama la vulneración de su derecho al trabajo, pues no es responsable de un delito cometido por su padre. Alega además que la condena de su padre era de público conocimiento y había sido conversada en su oportunidad con su exjefa, la directora del INDH Consuelo Contreras, quien había respaldado a Amor frente a reclamaciones de familiares de detenidos desaparecidos el año 2023. Su despido, hay que agregar, daña al sistema de Alta Dirección Pública.
Priscilla Carrasco y la ministra de la Mujer Antonia Orellana luego de cuatro días silentes reprochan a Amor relativizar la actuación de su padre, sin fundamentar esta afirmación. La desvinculada directora declaró en entrevista a El Mercurio que coincidía plenamente con la sentencia contra su padre, que era consistente por lo demás con lo que éste le había contado. ¿Qué más quiere la ministra Orellana? ¿Una confesión estalinista; una estrella amarilla cosida en sus ropas; o una letra escarlata?
Isabel Amor actuó de buena fe respecto a la condena de su padre. Dada su vocación de activista por los derechos de las personas, quiso seguir ligada a instituciones en ese ámbito. Compartió el borrador de la citada entrevista con quien sería su superiora, antes de su publicación. Ahora Orellana y Carrasco le reprochan cambios en partes de la entrevista (¡entre ambos textos medió la decisión de despedirla, por lo que el texto no podía ser igual!). La directora nacional que la contrató la despide por pérdida de confianza 48 horas después y le atribuye actuaciones que habrían motivado esa pérdida. La ministra Orellana repite la tontera de que la razón del despido no sería la condena de su padre. Ambas mienten y agravian a Isabel. La ministra Orellana la amenaza si interpone una demanda. ¡Las autoridades que supuestamente defienden los derechos de las mujeres!
Como dijo Ricardo Brodsky, la razón del despido es la búsqueda de una justicia sin perdón ni olvido, un arresto moral vengativo que alcanza a los descendientes. Isabel se trasladó con su pareja embarazada a vivir a Valdivia y no puede cumplir su vocación. Pero tiene la razón y la fuerza de la razón debe prevalecer ante este abuso.
Por Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor de Libertad y Desarrollo
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