Columna de Luis Larraín: La derecha insumisa
Es el tiempo de las ideas de la derecha. Mantener el orden público es la principal tarea del Estado y si este no la asume a cabalidad, surge la amenaza de un Estado fallido donde la ciudadanía se siente desvalida y se destruye la confianza en las instituciones.
El tema central en la política hoy es el de las migraciones. Decide los resultados de elecciones en todas las latitudes. Los países tienen el derecho a regular la inmigración hacia sus territorios y equilibrar el aporte de mano de obra de aquellos que vienen honestamente a labrarse un porvenir en el país que los acoge, con los peligros de un aumento de la criminalidad o de la presión a los fondos de bienestar que perjudica a los nacionales. La inmigración no es un derecho sino una oportunidad que hay que ganarse con trabajo, respeto y buenas costumbres.
No podemos mantener el orden público sin conceder a las policías el monopolio de la fuerza y el derecho a utilizarla con prudencia, pero con ventaja, frente a un criminal armado amenazante. No se puede cautelar la tranquilidad de los chilenos sin una inmigración regulada y severa con quienes delinquen. No es posible mejorar los salarios y reducir la desigualdad sin empresas que creen empleos productivos: ni tampoco crecer con un Estado hipertrofiado y asfixiante transformado en una parcela de poder de los políticos.
La mayoría de los chilenos apoya los sencillos planteamientos anteriores y la centroderecha los comparte. En todo el mundo se ganan elecciones con estas ideas y, sin embargo, como han advertido varios analistas, la derecha no tiene asegurada una victoria en Chile, pese a las deficiencias del gobierno de izquierda.
Pareciera que los partidos opositores no controlan la gestión política del sector o han demorado en hacerlo. En Las Condes, Marcela Cubillos impuso por su iniciativa su candidatura de unidad entre republicanos y Chile Vamos. En Santiago, Mario Desbordes hizo lo propio al mostrar decisión cuando Sebastián Sichel dudó. En Providencia, Jaime Bellolio se ha consolidado. Pero en otras comunas importantes como Puente Alto o La Florida, hoy con alcaldes de centroderecha, no está claro qué sucederá, pese a que Karla Rubilar parece ser una buena carta. Recoleta, reducto de Daniel Jadue, debiera ser otro objetivo.
En Viña del Mar no se entiende que la alcaldesa Ripamonti, de gestión deficiente en la emergencia de los incendios que llevaron a un triste récord mundial de personas fallecidas en un incendio, pueda ganar. Iván Poduje está dispuesto a competir y los partidos del sector debieran proclamarlo unánimemente. En los últimos días las directivas del sector han mostrado mayor iniciativa, es de esperar que ello se consolide en un liderazgo que pueda responder a las expectativas de tantos chilenos que merecen salir de la mediocridad en las que nos tiene sumidos este gobierno.
Por Luis Larraín, presidente Consejo Asesor de Libertad y Desarrollo