Columna de Luis Larraín: Miren a Francia
En la primera vuelta de las elecciones parlamentarias francesas la Agrupación Nacional, derecha liderada por Marine Le Pen y el joven Jordan Bardella, obtuvo la primera mayoría con 33%; el Nuevo Frente Popular de izquierda fue segundo con 28% y la alianza de centro Juntos, del Presidente Macron, llegó tercera con 21%. Otros partidos de derecha tradicional alcanzaron 11% y algunos de izquierda que no se sumaron al Nuevo Frente Popular cerca del 2%. Se ha destacado por los analistas la polarización de los franceses y la derrota de Macron, que en poco tiempo pasó de ganar la Presidencia a ser la tercera fuerza.
Mañana es la segunda vuelta y se espera que Agrupación Nacional vuelva a obtener la primera mayoría, aunque se ve difícil que sea suficiente para formar gobierno. Macron, por su parte, llamó a su coalición a una alianza con la izquierda del Nuevo Frente Popular, con omisiones apoyándose mutuamente contra Agrupación Nacional, para evitar a toda costa que la extrema derecha llegue al poder. Ha sido, sin embargo, criticado por ello e incluso acusado de traición, pues el Nuevo Frente Popular incluye a Francia Insumisa de Mélenchon, una expresión de extrema izquierda. Lo más probable es que ninguna de las coaliciones tenga un triunfo muy claro y el gobierno que se forme sea inestable.
Guardando las diferencias, muchas de las cuales provienen de un sistema político distinto y de segundas vueltas donde puede haber tres candidatos, los partidos de la oposición chilena debieran mirar a Francia, pues algunas de sus disyuntivas son similares. Observando cómo se comporta el electorado francés se podrán sacar lecciones de qué cosas hacer, y cuáles evitar.
La movida de Macron es arriesgada, propia de quien ve la amenaza de una muerte política (aunque se diga que tal cosa no existe). En Chile sería impensable alguien ligado a la centroderecha, como lo ha sido Macron, que termine aliado a la izquierda, sin exclusiones. Ahí sí que habría muerte política. Creo que lo de Francia se explica por los derroteros que ha tomado la política europea. La fuerza de las derechas extremas amenaza al centro y a la derecha tradicional. España ha sido una de las pocas excepciones. Quizás en ese país la derecha tradicional se ha defendido bien porque Feijóo está blindado por Isabel Díaz Ayuso y Cayetana Álvarez de Toledo, que afirman el electorado de derecha amenazado por Vox.
Hoy día, la fuerza motriz de la política europea es la inmigración. Los europeos se sienten amenazados por millones de inmigrantes, principalmente africanos. La amenaza es cultural y religiosa (el Islam en Francia es un problema para el cual no parece haber solución); es también económica (el estado de bienestar es incompatible con inmigración descontrolada); y es de seguridad y orden público (inmigrantes implicados en desórdenes y crímenes). ¿Le suena?
Por Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor de Libertad y Desarrollo
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