Columna de Macarena García: Análisis económico: del Mito al Logos (I)
El mito griego de Sísifo, al que los dioses condenaron eternamente a la ceguera y a arrastrar una pesada roca hasta la cima de una montaña una y otra vez, parece mostrar lo que analistas económicos de distintos sectores intentan para explicar las razones del estancamiento económico de Chile. “Salir de la caja” usando más evidencias lógicas que mitos ideológicos parece ser una tarea para la cual no están dispuestos muchos opinólogos de los más variados signos.
Chile lleva más de una década de bajo crecimiento, con un promedio de solo 2% frente a un crecimiento promedio de la población de 1,2%. Por sobre las distintas convicciones personales, por muy profundas que estas sean, están las proyecciones oficiales, las cuales establecen que este reducido crecimiento no será transitorio sino que más permanente de lo que nos gustaría: el Comité Consultivo del PIB No Minero Tendencial del 2023, convocado por el Ministerio de Hacienda, estimó que el PIB crecerá en torno a 2% hasta 2028; y el Banco Central, en su Informe de Política Monetaria de diciembre del 2023, estimó un crecimiento promedio de 1,9% del PIB tendencial para el período 2024-2033, partiendo en 3,1% en 2024, pero llegando a solo un 1,5% en 2033.
Esta nueva realidad plantea el desafío de identificar las reales causas (y no los mitos) de este reducido crecimiento para luego implementar las políticas que nos saquen de este estancamiento en el ingreso per cápita. Crecer es más que estadística, las consecuencias de nuestro sostenido bajo crecimiento han afectado a todos, especialmente a los más vulnerables. Nuestra propia evidencia muestra que, durante las últimas décadas, un elemento clave para el mejoramiento del ingreso de los más pobres ha sido precisamente el crecimiento económico.
Una pregunta relevante es cuánto nos tomará duplicar nuestro ingreso per cápita para poder alcanzar el promedio del actual ingreso per cápita de la OCDE y la respuesta es demoledora: con un crecimiento de un 7,5% anual nos tomaría 12 años; con un crecimiento de 5% anual nos tomaría cerca de 19 años, pero con un crecimiento de 2,0%, como se proyecta, nos tomará cerca de 50 años. Es decir, las actuales generaciones no podrán beneficiarse del mayor desarrollo.
Una mirada en detalle de los distintos componentes del crecimiento (productividad de la economía, fuerza de trabajo e inversión) muestra que efectivamente hubo un cambio sustancial en la tendencia que varios de ellos presentaban a inicios de la década pasada. Esta correlación entre los componentes del crecimiento no es de extrañar, ya que estos tres factores están interrelacionados y responden a las mismas variables fundamentales. Son estos los elementos a analizar y no eslóganes ni simples explicaciones ideológicas, las que nos darán una real salida al estancamiento.
Seguiremos con la repetición eterna de los ciegos condenados a eternas repeticiones y nulos resultados si no nos abrimos a entender cuáles son realmente las causas de la decadencia económica chilena.
Por Macarena García, economista senior de Libertad y Desarrollo
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