Columna de Macarena Larraín: Última etapa de la ley de plásticos de un solo uso: ¿efectiva para la economía circular?


Entra en vigencia de la ley de plasticos de un solo uso
Javier Salvo/Aton Chile


Chile está en una posición de liderazgo en regulaciones orientadas hacia un desarrollo sostenible, al mismo nivel que la Unión Europea en varios ámbitos. Un caso es la Ley de Plásticos de un Solo Uso, promulgada en 2021, que aboga por crear una economía circular a través de ampliar la oferta de botellas retornables, la obligatoriedad de inclusión de material reciclado y la restricción de entrega de algunos elementos plásticos de un solo uso. Sin embargo, la instrucción de reemplazar envases de plástico tradicional por envases de cartón o plástico compostable para el delivery de comidas preparadas, puede traer consecuencias negativas, por no considerar la evidencia científica.

La economía circular, según la fundación de Ellen MacArthur se basa en tres principios: eliminar los residuos y la contaminación, circular los productos y materiales en su valor más alto, y regenerar la naturaleza. Para envases y embalajes la recomendación es la eliminación de empaques innecesarios, la reutilización de los envases y la circulación de los materiales a través del reciclaje.

En este sentido, son efectivas las medidas que incorpora la ley que prohíbe la entrega de envases de plumavit, bombillas y revolvedores, y de todo tipo de envases desechables dentro de los locales y restaurantes cuya entrada en vigor ha sido pospuesta para febrero de 2026, para eliminar envases innecesarios.

La prohibición del expendio de envases plásticos para los delivery de restaurantes donde la ley permite el uso de materiales distintos del plástico o plásticos compostables, no obstante, es cuestionable por varias razones. No existe consenso científico de que los envases de cartón generen menor impacto que los envases de plástico, y, además, es altamente probable que la mayoría de estos envases compostables terminen en rellenos sanitarios o vertederos, pues aún no existen sistemas de compostaje ampliamente implementados. Sumado a lo anterior, es importante reconocer que el compost tiene un menor valor al del plástico reciclado. Y cabe mencionar que estos envases compostables pueden contaminar los sistemas de separación y reciclaje perjudicando la calidad de los productos obtenidos.

De hecho, aprovechando la implementación de la ley REP, una alternativa más favorable hubiera sido establecer medidas de ecodiseño que minimizaran la cantidad de residuos y facilitaran su reciclaje. Por ejemplo, se podría haber limitado a la entrega de envases de un solo material con sistemas de reciclaje establecidos sólidamente.

Con todo, esta última etapa de la implementación de la ley de plásticos de un solo uso, que establece contenidos mínimos de plástico reciclado, es esencial para promover la circulación de materiales y la inversión necesaria para la economía circular. Al obligar a contenidos mínimos de plástico reciclado -medida que se complementa con la ley REP- entrega cierta estabilidad a la industria del reciclaje, generando mayor seguridad para la inversión en una industria cuyas rentabilidades han estado fuertemente relacionadas al precio del petróleo. Una demostración de que la regulación es fundamental para impulsar el desarrollo y uso de tecnologías más moderna y la obtención de productos de mayor calidad para una economía circular efectiva.

Por Macarena Larraín, académica Escuela de Negocios UAI

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