Columna de Magdalena Browne: La vorágine de marzo

Promulgacion de la Reforma de Pensiones 20/3/2025
Dragomir Yankovic/Aton Chile


Con el acuerdo de pensiones logrado en enero, este 2025 partió en forma auspiciosa. Este pacto significó no solo avanzar en una reforma anhelada por la ciudadanía, sino que también marcó una excepción a la forma estridente e inconducente de hacer política que ha ganado espacio en los últimos años. En esa ocasión, primó el logro colectivo antes que la reivindicación fragmentaria, la capacidad de articular acuerdos antes que posiciones divisorias, el debate basado en evidencia antes que el testimonio simplificador. Sin embargo, -al igual que en tantos otros planos de nuestras vidas- marzo, con su intensidad, volvió a enfrentarnos a la realidad. La esperanza de que ese estilo político llegaba para quedarse, rápidamente se desvaneció con las primeras señales de la vorágine electoral.

Ejemplos hay muchos, partamos con el más evidente: la imagen del Presidente Boric bailando con la ministra Jara la semana pasada. No hay nada malo en que ambos celebren de ese modo la promulgación de la reforma al sistema de pensiones. Sin embargo, preocupa la supeditación tan obvia de esta actividad a cálculos electorales particulares. Debió ser un acto de Estado, fiel al interés colectivo del que nació esta reforma, al que concurrieran todas las partes, y no una plataforma para enaltecer el carisma de la todavía ministra, pero ya pronto candidata presidencial.

En otros frentes, tampoco ha habido indicios favorables respecto al clima electoral que se está gestando. No ayuda una derecha que no logra pensar y actuar colectivamente en torno a un proyecto común, ni menos coordinarse en algo tan básico como una primaria, cuando los estilos políticos de sus principales candidatos son tan opuestos entre sí. Tampoco es una buena señal el progresivo aumento de candidatos presidenciales -a la fecha, suman más de 90 los postulantes- que iniciaron el proceso de recolección de firmas ante el Servel para llegar a la papeleta en noviembre. La profusión de postulantes aumenta la probabilidad de que se configure uno de los escenarios electorales más saturado y confuso comunicacionalmente del último tiempo.

Estos hechos confirman que parece una ilusión esperar para este 2025 un debate electoral sustantivo, justo cuando más se necesita en momentos de alta incertidumbre global y de un prolongado inmovilismo local. La contienda presidencial y la formulación de programas para el desarrollo del país pueden generar las bases para que se inicie un nuevo ciclo político que enfrente los desafíos que vienen. Volver a crecer a tasas cercanas al 5%, la crisis demográfica, la mejora del sistema educacional, la formulación de una política de seguridad integral contra el narcotráfico, la recuperación de la confianza institucional y el impacto de la inteligencia artificial son algunos de los tantos retos que requieren que los líderes políticos debatan algo más en serio, con sentido colectivo y propuestas sólidas de largo aliento.

Por Magdalena Browne, decana de Comunicaciones y Periodismo, Universidad Adolfo Ibáñez

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