Columna de Magdalena Merbilháa: Destruyeron la educación y no fue hermoso
La Educación pública fue arrasada por la ideología en Chile. Los “jóvenes soñadores” que gritaban “Educación gratuita y de calidad” y que buscaron eliminar el “lucro” como si fuese el origen de todos los males, destruyeron la Educación Pública y aniquilaron los sueños de niños y familias chilenas. Es de común acuerdo que la Educación es clave para el ascenso social y las posibilidades para un mejor futuro. Hoy vemos esperanzas truncadas y miles de niños sin posibilidad de matrícula. No sólo le sacaron el lucro, impidieron el copago y emborrachados de una locura igualitaria, eliminaron el mérito. Con la ideología como molde del pensamiento y con tal de sacar a los privados de la ecuación, prohibieron la fundación de establecimientos educacionales donde ya hubiesen otros. La calidad nunca fue el centro, sino la estatización y el nivelar hacia abajo. Donde hay un colegio malo, los padres no pueden organizarse para hacer uno bueno, la idea es que si hay barro, te quedes en el barro. Y lo que es peor, hoy incluso ni barro hay para “cubrir a los bañantes”. Miles de niños están sin colegio y el gobierno y el Ministro de Educación comunista “ni se inmutan”.
Las “transformaciones estructurales” fueron el foco de una generación incapaz de ver la realidad por estar sumidas en las ideas. Desde “el buenismo” insensato, interpretaron la realidad cual “zapato de la Cenicienta en el pie de las hermanastras”. Forzaron ajustar y fueron contra toda naturaleza. No les importó el costo y cual “Anastasia y Griselda” estuvieron dispuestos a cortarse los dedos para ajustar la idea a la realidad. Lo cierto es que fueron peores que ellas, ya que les cortaron los dedos a otros, mientras ellos estudiaban en colegios de élite, particulares pagados. Estos “hijitos de papás débiles” que nunca les pusieron “los puntos sobres las íes”, fueron liderados por viejos ideólogos de revolucionarios espíritus truncados, que se ilusionaron con la “nueva generación”. Las reformas de la Presidenta Michelle Bachelet, claramente movidas por la ideología de izquierda fracasada crearon las SLEP con el fin de estatizar. Estas hoy evidencian ser un total fracaso. La Tómbola un real desastre y los software para repartir a quienes quedaron sin colegio, hoy un escándalo. Arrasaron con los privados de los colegios subvencionados quitándoles el copago para literalmente hacerlos “reventar”. No escucharon a los padres, ya que para ellos el educador y garante es el Estado, ese “padre abstracto” que reemplaza a los padres biológicos.
En Chile la preocupación por la Educación fue una constante histórica siempre. En la “Era colonial”, y en el marco del “Reino de Chile” la iglesia tuvo una preocupación especial por la educación y bajo su alero se fundaron instituciones educativas emblemas nacionales. Con el inicio de la República esta visión se mantuvo y don José Miguel Carrera en la Patria Vieja fundó el Instituto Nacional como foco de meritocracia. El siglo XIX avanzó en establecimientos, pero fue en el siglo XX durante los gobiernos radicales cuando se logró avanzar en cobertura. La participación de los privados permitió desde siempre descomprimir el mercado y dar opciones diversas a la demanda nacional. Los colegios subvencionados ayudaron, como en otras áreas, a dar alternativas a las familias de clase media que buscaban acceder a proyectos diferentes y fueron clave en el ascenso social de muchos. Chile era el país con mayor movilidad social de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Ocde. Cifra deliberadamente ignorada por los teóricos que querían levantar el relato de “la mayor desigualdad y de la brecha” como norte.
Lo cierto es que destruyeron la Educación pública con ideología, violencia y tomas. Los liceos emblemáticos perdieron su puesto de “calidad real” en nombre de la “calidad retórica”. El colegio de profesores, agrupación de izquierda llena de ideología, abogó por intereses particulares e ideológicos antes que por los niños. A estos los olvidaron. Cuando no puedes sacar a un profesor por malo, entonces está todo podrido y no hay calidad posible.
Le metieron ideología e inestabilidad y destruyeron lo que había para logar “el hombre nuevo”. Esos cambios estructurales que prometían ser hermosos, no solo han sido horribles y tristes. Destruyeron la Educación pública y no fue hermoso.
Por Magdalena Merbilháa, periodista e historiadora.