Columna de Magdalena Merbilháa: Generoso con lo ajeno, estrujando a los despojados

Generoso con lo ajeno, estrujando a los despojados
Generoso con lo ajeno, estrujando a los despojados

TVN fue una de las empresas con mayores pérdidas y ahora pedirá un crédito para seguir funcionando. Crédito que pagaremos “los despojados”. A esto se le suma los 100.000 funcionarios públicos contratados en esta administración, que no han hecho de los servicios públicos algo que funcione mejor. Funciona igual o peor y somos “los despojados” los que pagamos esos sueldos.



La generosidad es el hábito del alma de dar o compartir con los demás sin esperar o recibir nada a cambio. Esta donación implica dar desde lo propio, donarse uno mismo en tiempo y bienes. La Solidaridad implica generosidad, pero se diferencia de ésta en ser algo colectivo, no personal simplemente. Todos dan lo propio para una causa común. En todos los casos implica una acción voluntaria y racional.

Muchos consideran que los impuestos son algo “justo y necesario”, un acto generoso y solidario para establecer la llamada “justicia social”. Lo cierto es que los impuestos no son solidarios, ya que no son voluntarios. Se trata de una imposición obligada desde la fuerza del Estado. Si no pagas, te cae el peso de la ley y hay sanciones. De hecho, es considerado socialmente una gran falta el no pagar los impuestos correspondientes, como si fuese un crimen mayor. Pero no es mal visto el malgastar las platas recaudadas desde impuestos, malgastar las platas ajenas.

Pero analicemos un poco esto. Las pulsiones humanas permanentes han sido explotar a otros. La esclavitud se explicó históricamente debido a esta pulsión. Usar el trabajo ajeno sin paga alguna. La idea de tener derechos sobre otros. Si bien la esclavitud fue abolida, lo que es algo fantástico, residuos de ella permanecen. Si vemos desde los impuestos, todo ciudadano está obligado a trabajar varios meses al año gratis para el Estado, lo que claramente hace que seamos esclavos al menos por algunos meses. El justo usufructo del trabajo personal, se lo lleva el Estado a “punta de pistola”. Como dice Thomas Sowell, “Nunca entendí por qué es egoísta querer quedarte el dinero que ganaste, y no es egoísta querer quedarte el que ganaron otros”. Más allá de si podemos acordar que estamos dispuestos a pagar impuestos para causas justas, lo que es simplemente impresentable es que estos recursos sean mal gastados. Este año las pérdidas de las empresas públicas son escandalosas. No son eficientes y quienes pagamos la cuenta somos los “contribuyentes”, los que pagamos impuestos, “los despojados”. El 46% de las empresas estatales, 17 de 37, tuvieron una baja en sus resultados en los primeros nueve meses del año, según el informe de la Comisión para el Mercado financiero. Televisión Nacional (TVN) fue una de las empresas con mayores pérdidas y ahora pedirá un crédito para seguir funcionando. Crédito que pagaremos “los despojados”. A esto se le suma los 100.000 funcionarios públicos contratados en esta administración, que ciertamente no han hecho de los servicios públicos algo que funcione mejor. Funciona igual o peor y somos “los despojados” los que pagamos esos sueldos. “Las necesidades son infinitas y los recursos escasos” y no hay nada más inmoral que no tener claras cuales son las prioridades de gasto, las que ciertamente no son los sueldos de quienes no producen más y mejor, ni financiar la ineficiencia de las empresas estatales. En el mundo privado, el mundo normal, quien no es eficiente, quiebra. En el mundo estatal, el ineficiente, te quita lo tuyo y funciona con tu plata. A esto se suman los casos de corrupción con “dineros estatales” con los recursos de los “despojados”, entre los que destacan el intencionalmente olvidado “caso fundaciones”.

Esta situación inmoral se ve agravada con la simple idea del ministro de hacienda de querer subirle los impuestos a las personas. “Lo que te quito no es suficiente para segur malgastando, te quitaré más.” Vamos estrujando a los “despojados”. En el nombre de la igualdad y de la justicia social, de lo recaudado no hay real cambio en el índice GINI, indicador económico que mide la desigualdad de ingresos en una sociedad. Era una consigna para otro fin. Chile es casi tan desigual antes de impuestos que después de impuestos. Es decir, el dinero NO baja a las personas, sino que se queda en la burocracia. En un Estado grasiento y parasitario que ha instalado un tipo humano que vive del resto, de los despojados. En el nombre de la generosidad y la solidaridad, hay quienes ofrecen todo a las personas desde lo que no es propio y luego son ellos mismos los que se benefician. No puede haber nada más inmoral. Mientras tanto, los ciudadanos de bien trabajan meses como esclavos para el Estado y pagan arriendo perpetuo por sus casas propias y si no pagas, el Estado te la quita. Simplemente inmoral. El malgasto de recursos públicos es un delito superior al no pago de impuestos. Las empresas estatales ineficientes son inmorales. Los funcionarios que no aportan con valor al Estado o a los servicios públicos mejorando la vida de las personas, son inmorales. La no devolución los bonos mal habidos de los empleados públicos es inmoral y el perdonarles la deuda impresentable. El emitir, usar o no restituir licencias médicas mal habidas es inmoral . El crear fundaciones truchas para lucrar de los más pobres es inmoral , es un robo, un pecado y un delito. Y frente al déficit, pensar que hay que recaudar más, ir por más impuestos es inmoral e injusto. Sin duda hay que priorizar los gastos, gastar menos, racionalizar los recursos públicos, cuidar la plata ajena. El problema es ese, se es muy generoso con lo ajeno. No se cuida, ya que no costó producirlo. El mal gasto es inherente al Estado. Por lo demás es una entelequia compuesta de burócratas que viven de lo ajeno, de los despojados.

Por Magdalena Merbilháa, periodista e historiadora.