Columna de Magdalena Merbilháa: Ideas claras que suenan fuerte
El discurso de Javier Milei frente a las Naciones Unidas, en el marco de la Cumbre del Futuro, en Nueva York, fue algo contundente y diferente. Por primera vez, un mandatario se atreve a tener pensamiento propio. A ir en contra de la corriente y alzar la voz frente a las imposturas que un mundo enloquecido pretende imponer. Explicó que la ONU abandonó su mandato original y alertó sobre las consecuencias de esto. En su exposición hizo un relato magistral respecto a la labor histórica de la institución supranacional, que tuvo como consecuencia un largo período de paz y prosperidad mundial tras la postguerra. Desde la Declaración de Derechos Humanos la ONU, logró “un acuerdo básico en torno a una máxima: que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.
Defendiendo esas ideas, las primeras décadas de la institución fueron altamente exitosas. Se logró una larga paz, no conocida antes en la historia y un gran bienestar económico, fruto de la cooperación internacional y la amplitud del comercio. Citando a Frederic Bastiat, enfatizó el hecho que “donde entra el comercio no entran las balas”. Sin duda la ONU fue muy importante en el pasado.
Tras celebrar los logros de la ONU, haciendo justicia a su historia, explicó el cómo, en algún momento, y como sucede con toda estructura burocrática, ésta abandonó los principios fundantes, pasando a ser un ente controlador de las naciones y de la vida de las personas. Eso es lo que hace siempre la burocracia. Se pasó de una organización que buscaba la paz a una organización que busca imponer una agenda ideológica a sus miembros. Abrazaron un modelo colectivista que se manifestó en la Agenda 2030 intentando construir un nuevo Contrato Social a escala global.
Las metas bien intencionadas esconden la real naturaleza de la propuesta. Se trata de “un programa de gobierno supranacional de corte socialista, que busca resolver los problemas de la modernidad con soluciones que atentan contra la soberanía de los estados nación y violentan el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de las personas”. El mandatario argentino enfatizó en el hecho que se trata de una “agenda que pretende resolver la pobreza, la desigualdad y la discriminación con legislación que lo único que hace es profundizarla”. Hizo hincapié en el hecho que la historia del mundo ha demostrado que la única forma de garantizar la prosperidad es limitando la autoridad del monarca, garantizando la igualdad ante la ley y defendiendo el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de los individuos. Esas eran las Ideas originales de la ONU que fueron abandonadas a causa de la ideología.
Burócratas de izquierda permearon la institución y la usaron para degenerarla. Abandonando su mandato original, perdiendo su capacidad de acción y politizando las causas justas y nobles. Explicó que en lo económico “han promovido políticas colectivistas que atentan contra el crecimiento económico, violentan los derechos a propiedad” desde regulaciones y prohibiciones. Agregó con fuerza que esta institución “ha obligado a los países más pobres a comprometer recursos que no tienen en programas que no necesitan”. Lo que al menos suena inmoral, ya que los convierten en deudores perpetuos para promover la agenda de las elites globales. Las naciones son usadas para fines ideológicos sin importar las reales prioridades.
Milei enfatizó que la desnaturalización de la institución es total y que en vez de enfrentar los conflictos mundiales que atentan contra las soberanías nacionales se sus miembros, “se dedican a imponerle a los países pobres el qué y el cómo deben producir, con quien vincularse, qué deben comer y en qué deben creer”. Asegurando que eso es lo que busca el “pacto del Futuro”. Advirtió que el mundo vive un fin de ciclo y que el colectivismo y la agenda Woke han chocado con la realidad. Que nunca han tenido soluciones creíbles para ofrecerle a los problemas reales del mundo. Aseguró que la agenda 2030 fracasó y que persistir en el error es poco sensato. El sueño de la izquierda por “el hombre nuevo” ha llevado a reprimir las libertades siempre. Calificó esta ruta como “un camino de envidia y pasiones tristes” que solo traen pobreza, embrutecimiento, anarquía y ausencia fatal de libertad.
Con estos argumentos contundentes manifestó que Argentina decidió abrazar las ideas de la libertad, esas ideas originales de la ONU. La idea que todos nacen libres e iguales ante la ley, con derechos inalienables otorgados por el creador – derecho a la vida, la libertad y la propiedad. Enfatizó que esas ideas serán las que aplicarán en su comportamiento internacional y por tanto como país su rechazo al “Pacto del Futuro” y llamó a construir la “agenda de la libertad”. La consecuencia y la claridad de las ideas propias sonaron revolucionarias y fuertes frente a autómatas colectivizados sin identidad propia. El contraste fue “brutal”. Un hombre con ideas, que sabe hablar y tiene convicción, algo a los que mundo dejó de estar acostumbrado. Se escuchó la verdad de sus dichos y a muchos les hizo sentido. El león rugió frente a los borregos. Fueron ideas claras que sonaron fuerte.
Por Magdalena Merbilháa, periodista e historiadora.
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