Columna de Magdalena Merbilháa: Revolución en curso

ENTREGA PROPUESTA NUEVA CONSTITUCION
ENTREGA PROPUESTA NUEVA CONSTITUCION FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA


Chile tiene una revolución en curso. Un proceso que buscó derrocar, por medio de la violencia, a un gobierno democráticamente electo y que viendo fracasado ese proyecto a causa de la pandemia, decidió continuarlo desde las instituciones. Gritaron por una nueva constitución para cambiar la realidad. Muchos les creyeron, estuvieron los religiosos ideológicos, que nunca faltan y los ingenuos que soñaban con una “constitución liberal”. Los que auguramos las penas del infierno fuimos vistos como fanáticos e intransigentes. Lo cierto es que a cuatro años de haber puesto la constitución sobre la mesa y haber iniciado dos procesos, lo claro es que Chile no necesitaba otra constitución. Hasta los fanáticos de izquierda hoy defienden al texto vigente que milagrosamente dejó de ser “la constitución de Pinochet” para reconocerse transversalmente la verdad cierta: lleva la firma de Ricardo Lagos Escobar.

Pero no hay que olvidar que quienes hoy nos gobiernan quieren transformar Chile, refundarlo. Por la violencia y debido a ella, los “jóvenes revolucionarios” soberbios y faltos de experiencia se hicieron del poder, llegaron al gobierno. Jamás habrían soñado por méritos propios llegar a tan excelso lugar. Son tan inexpertos que degradan los cargos en forma y fondo. Algunos los votaron por convicción, el “claro y distinto” 30% que nunca varía, haga lo que haga el gobierno, ahí están para apoyarlo. Ese grupo ideologizado es incapaz de distinguir la verdad del error y vive de consignas vacías de ideas. Sus intenciones las dejaron por escrito en el texto constitucional que no se aprobó. Quienes nos gobiernan se jugaron por ese texto, ese era y es su deseo, el sueño. Lo bueno es que quedó por escrito, para que nadie lo olvide. Buscan estatizar todo y eliminar toda acción de los privados en la vida social. Terminar con la libertad y el libre emprendimiento para instaurar por fuerza la igualdad utópica. Un modelo fracasado y añejo que trae a la mente las peores pesadillas y que en el nombre de un bien mayor ha estado siempre dispuesto a pasar a llevar a cuantos sea necesario.

Es fundamental entender esto ya que el gobierno aún no termina y la revolución sigue en curso. Este domingo debemos elegir entre el texto vigente debilitado y con más facilidad de reformas y el nuevo texto, que entre otras cosas eleva a categoría constitucional temas que han sido cuestionados en estos cuatro fatídicos años.

Las constituciones buscan proteger a los individuos del poder del Estado. El Estado es una invención humana que cuenta con el monopolio de la fuerza para garantizar el orden público y permitir que las personas individuales desarrollen en paz sus actividades. Al tener la fuerza física, las pulsiones de ir más allá en el dominio son evidentes y permanentes. Por eso existen las constituciones, para establecer los límites.

El ser de una constitución y la revolución en curso es lo que hay que tener en cuenta este domingo. ¿Cuál texto nos protege más? ¿Cuál texto ayuda a frenar la revolución en curso? ¿Qué decisión encausa mejor políticamente al país? Nos protege más el que eleva a constitución cosas que sabemos que querrán cambiar, la más difícil de reformar. La revolución se frena o se frustra si los revolucionarios quedan golpeados y sin piso político. No podrán hacer lo que buscaban. Apoyar la opción que ellos promueven es darles oxígeno y en política no hay muertos y hasta estos resucitan. Y sin duda el nuevo texto da un viento político hacia la derecha en amplia coalición con otros sectores, eso es Chile, para rencausar el país. Chile no da más y la opción de volver al camino está, no se nos olvide que los reales “enemigos” quieren seguir hasta logran su sueño, ese que dejaron por escrito y sin duda desde reformas y más temprano que tarde en un nuevo proceso todo puede ser peor. Chile tiene una oportunidad, no la perdamos.

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