Columna de Marcela Zubieta: Los desafíos de quienes padecen cáncer
Incorporación de adolescentes de 15 a 19 años en los programas de cáncer infantil.
Cada 4 de febrero, el mundo se une para conmemorar el Día Mundial del Cáncer, una fecha que nos invita a reflexionar sobre los desafíos que enfrentan aquellas personas que padecen esta enfermedad.
Quiero centrarme en un aspecto particular que es un gran desafío para la salud pública y organizaciones de la sociedad civil: la incorporación de adolescentes de 15 a 19 años en los programas de cáncer infantil. La carga del cáncer infantil es el 1-2% de toda la población enfrentando esta enfermedad.
Hasta ahora, los sistemas de salud pediátricos en Chile están diseñados para atender a niños hasta los 15 años. Sin embargo, sabemos que el cáncer no discrimina por edad y que muchos jóvenes, entre los 15 y los 19 años, también enfrentan esta realidad. En este contexto, la decisión del Estado de incorporar a esta franja etaria en los programas de cáncer infantil es un avance fundamental. La evidencia científica ha demostrado que los adolescentes tienen una mejor tasa de sobrevida cuando son tratados en unidades pediátricas.
Este es un paso importante, no solo desde la perspectiva médica, sino también en cuanto a la calidad de vida de los pacientes. Un adolescente con cáncer no solo enfrenta la enfermedad, sino también las dificultades emocionales y sociales propias de su edad. El tratamiento en unidades pediátricas le brindará un entorno más adecuado, donde puede recibir el apoyo necesario para sobrellevar los cambios físicos y emocionales que agrega la enfermedad.
Es importante reconocer que las necesidades de los adolescentes son muy diferentes a las de los niños más pequeños y de los adultos. No se trata solo de ofrecer atención médica, sino también de garantizar un acompañamiento psicológico adecuado, un entorno de aprendizaje, espacios para que sigan desarrollando sus proyectos de vida y mantengan una vida social con sus pares. Sabemos que están viviendo una etapa crucial en la formación de identidad y futuro, por lo que es fundamental que puedan continuar con sus estudios y contar con una red de apoyo social
Esta inclusión también trae consigo grandes desafíos, se estima aumentará la demanda de pacientes en un 60%, desafío mayor no solo para las unidades de oncología pediátricas sino también para las organizaciones de la sociedad civil que complementa el trabajo del Estado.
Para poder enfrentar esta demanda creciente, se necesitan más recursos y más personal especializado en el cuidado de adolescentes. Desde el área escolar, por ejemplo, se requiere la incorporación de profesores para el nivel medio y superior, así como psicólogos y trabajadores sociales que se enfoquen en las necesidades emocionales y psicosociales de estos jóvenes. A su vez, las casas de acogida deberán adaptarse para ofrecer espacios más adecuados para adolescentes, el centro de rehabilitación contar con equipamiento que cubra las necesidades de este grupo etario.
Es importante enfatizar que el apoyo a los adolescentes con cáncer no debe limitarse solo al tratamiento físico, la salud mental juega un rol fundamental en su recuperación y en su bienestar general. Este tipo de atención implica un enfoque multidisciplinario, que abarque desde la psicología hasta la rehabilitación física, pasando por el acompañamiento escolar y social.
Tenemos la certeza de que, al incorporar a los adolescentes en los programas de cáncer infantil, estamos dando un paso significativo hacia una atención más humanizada, integral y acorde con las necesidades de quienes enfrentan el cáncer en la adolescencia. No solo mejoraremos sus probabilidades de sobrevida, sino también su calidad de vida durante y después del tratamiento.
Hoy, en este Día Mundial del Cáncer, hacemos un llamado a la solidaridad y al compromiso de todos. Juntos podemos marcar la diferencia en la vida de estos jóvenes y sus familias, ofreciéndoles una oportunidad real de enfrentar la enfermedad con esperanza, apoyo y la certeza de que no están solos.
Por Marcela Zubieta, presidenta de Fundación Nuestros Hijos
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