Columna de Marcelo Contreras | Duran Duran: No pareces de 40

Duran duran

En cuatro décadas Duran Duran ha tenido tiempo suficiente para conquistar el estrellato, caer en el olvido, revisitar su sonido como lo hicieron en All you need is now (2010) y retomar la costumbre de los grandes discos, el sólido Paper Gods (2015). El nuevo álbum Future Past aparecerá en octubre con la producción de una leyenda como Giogio Moroder.



UNO. “¿Qué odias?”, preguntaba el cuestionario de una revista juvenil a Nick Rhodes en 1988 cuando Duran Duran había editado Big thing, quinto álbum en la década, el primero sin ventas de platino en un ciclo prodigioso para el símbolo de la new wave y el new romantic, géneros especialistas en el lado oscuro del amor.

“El heavy metal”, respondía el tecladista.

Grupos escarmenados, maquillados y envueltos en spandex dominaban rankings, mientras Duran Duran sufría el primero de distintos reveses, tras experimentar la gloria máxima en 1984 como la banda más grande del mundo y los favoritos de Lady Di, en un epítome ochentero. Tocar el cielo con su pop rock de alta costura y retroceder hasta la indiferencia, se convertirían en extremos habituales de su trayectoria que cumplió 40 años oficiales esta semana, con el aniversario del disco debut publicado el 15 de junio de 1981.

DOS. Simon Le Bon está en la barra del bar del hotel O’Higgins y nadie parece reparar en su presencia, hasta que un periodista de Rock & Pop le grita “¡Manchester United!”. Le Bon sale de su letargo, sonríe, levanta los brazos por su equipo favorito desde que George Best lideraba a Los Diablos Rojos, y sigue bebiendo. Es el año 2000 y Duran Duran llega con tres lustros de retraso al festival de Viña y apenas dos miembros originales. Los 90 no fueron fáciles. A pesar del éxito de un single como Ordinary world (1993) -acaso la mejor balada de la década-, eran lejanos los días de furor a escala global que la prensa comparaba a la beatlemanía.

Photo of DURAN DURAN

TRES. Birmingham parió las guitarras más pesadas de la Tierra -la cuna del metal con Black Sabbath y Judas Priest-, como también dio vida a la banda más glamorosa del planeta como Duran Duran mediante videos que parecían mini filmes, canciones adictivas como The Reflex con letras cargadas de sensaciones y escaso sentido (toda una escuela para Soda Stereo), y un instinto natural por la estética y la moda.

CUATRO. Por supuesto, ningún artista trasciende en el tiempo sólo por la facha. Tras el maquillaje, los videos y los estribillos inolvidables, había músicos innovadores combinando la mayoría de los estilos del momento en completo equilibrio. Sintetizadores predominantes y una base rítmica funk con filtro disco, coloreados por una guitarra teñida de post punk; guiñaban al soul de ojos azules con arreglos de vientos, desterraron los solos, y se adelantaron al arte del remix. Mejor ejemplo, The Reflex. Despreciada por el sello, triunfó gracias a la remezcla de Nile Rodgers de Chic. Fue su idea arrancar con el arreglo vocal de voces negras que decía simplemente “cha la la lá” (toda una escuela para La Ley). Capitol Records vaticinó un fracaso, pero el mundo dijo otra cosa. El tercer single de Seven and the ragged tiger (1983) alcanzó el número uno en ambos lados del Atlántico entre mayo y junio de 1984.

CINCO. En cuatro décadas Duran Duran ha tenido tiempo suficiente para conquistar el estrellato, caer en el olvido, revisitar su sonido como lo hicieron en All you need is now (2010) y retomar la costumbre de los grandes discos, el sólido Paper Gods (2015). El nuevo álbum Future Past aparecerá en octubre con la producción de una leyenda como Giogio Moroder, el consagrado Mark Ronson y Erol Alkan, un productor y DJ reputado entre la electrónica y el rock. Cada nombre refleja las propias cualidades de Duran Duran. Una mezcla de talento y elegancia imperecedera clave en el sonido y la estética de los 80, que los convirtió en clásicos desde entonces.

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