Columna de Marcelo Sánchez: Consumo problemático: cuando la muerte se asoma
El fentanilo es un opioide sintético que es hasta 100 veces más fuerte que la morfina. La llamada droga “Zombie”, como -mediáticamente- pasó a llamarse por el efecto que produce en quienes la consumen.
La primera distinción que cabe hacer es que existen 2 tipos, el fentanilo farmacéutico y el fentanilo de producción ilícita. El primero se usa en tratamientos de dolor grave, luego de procedimientos quirúrgicos o en etapas finales de cáncer. La mayor parte del efecto en sobredosis procede el que se produce ilícitamente donde se “patea”, es decir se combina con otras drogas para aumentar su rentabilidad, bajar su precio e incrementar explosivamente su distribución.
El fentanilo es incoloro e inodoro y sólo es detectable con pruebas específicas. El Sistema de Alerta Temprana de SENDA, ya en mayo de 2021, daba la Alerta de esta droga de la que ya había incautaciones registradas por aduanas desde 2019 en la frontera con Argentina. Asimismo, operativos recientes muestran que no sólo el tráfico es de fuente lícita, de stock de laboratorios, sino también de producción ilegal combinada con analgésicos veterinarios que lo hacen extraordinariamente peligroso. Si bien es cierto pareciera ser que no hay una presencia organizada de este tipo de tráfico, sólo es cuestión de tiempo.
El desarrollo de nuevas rutas comerciales de drogas como la Marihuana Creepy, ha profundizado la relación con carteles internacionales que comienzan a tener presencia en algunas zonas de la Región Metropolitana. Dichos carteles, son también la vía para la importación ilegal de armas desde Norteamérica, desde donde precisamente es factible que se consolide una distribución específica para esta droga, tanto en el mercado final, como intermedio.
En consecuencia, es necesario fortalecer ahora una estrategia focalizada con recursos suficientes para la persecución penal de estos grupos que todavía están de manera incipiente, pero que ya abrieron los canales para el desarrollo de esta ruta.
Se requiere un mayor vigor preventivo, utilizando los mecanismos creados para la vigilancia oportuna. El SAT Drogas (Senda) es una red multidisciplinaria responsable de identificar precozmente eventos que supongan una amenaza para la salud pública en el ámbito de Nuevas Sustancias Psicoactivas (NSP) o Fenómenos de Drogas Emergentes (FDE); evaluar los riesgos relacionados a su consumo; y emitir alertas que nos permitan cuidar de mejor manera la salud y seguridad de las personas, mediante el diseño de respuestas efectivas. Es así, que se espera que Senda tenga un rol protagónico y relevante, que convoca a distintas agencias y que sin duda puede ampliar sus nexos con la sociedad civil presente en los territorios bajo riesgo.
Finalmente, la mejor estrategia de erradicación del narcotráfico es reducir su consumo. Es fundamental que la autoridad impulse con decisión, cobertura y calidad, una oferta con evidencia, disponible localmente de manera oportuna, con especial foco en la niñez y la adolescencia. Es necesaria una Agenda Temprana de Prevención Social que ayude a padres y cuidadores a proteger efectivamente a los niños de entrar en estos circuitos. El mercado de las drogas sintéticas, más adictivas y baratas se ha enfocado en la niñez y los factores de riesgo han aumentado de manera sostenida. Por tanto, es necesario hacerle frente con modelos probados y programas de alto estándar como “Familias Unidas”, PMTO, MST y otros. No podemos seguir llegando tarde.
Por Marcelo Sánchez, gerente general de Fundación San Carlos de Maipo
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