Columna de Marcelo Sánchez: Día de la Mujer: Dejemos de llegar tarde
Las niñas y adolescentes son especialmente vulnerables a la violencia de género, y se estima que el 55% de las víctimas de abuso sexual en el país son menores de edad. Además, muchas niñas y adolescentes son víctimas de violencia en el contexto escolar, lo que puede generar graves consecuencias para su desarrollo y bienestar. En los últimos años, se ha hecho cada vez más evidente la gravedad de esta problemática en Chile.
Según datos del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, durante todo el año 2022, 42 mujeres perdieron la vida debido al femicidio, además los femicidios frustrados aumentaron en un 9,2%, se denunciaron 4.499 violaciones, las que se tradujeron en 374 detenciones. Solo un 8,3% de las denuncias tuvieron detenidos. Del total de víctimas de violación, un 63% fueron niñas y adolescentes.
La violencia sexual y la violencia intrafamiliar siguen siendo una realidad cotidiana para muchas mujeres y niñas, es una problemática transversal que afecta a todas las edades, niveles socioeconómicos y regiones del país. Especialmente preocupante la situación de las niñas, quienes están expuestas a diversas formas de violencia, como el abuso sexual, el acoso escolar y el maltrato físico y emocional por parte de sus familiares y cuidadores. Es entonces evidente la necesidad de fortalecer las políticas públicas y los mecanismos de protección para prevenir y enfrentar la violencia contra la mujer y las niñas en Chile.
Existe acuerdo, en torno a la evidencia internacional, en la relación existente entre la violencia hacia la mujer y la violencia hacia los niños. Se ha observado que ambos tipos de violencias comparten contextos, ocurren frecuentemente en forma simultánea, y tienen causas comunes (UKAID, 2017). Las normas sociales y culturales que validan la violencia contra la mujer suelen ser las mismas que validan la violencia contra los niños para disciplinarlos. Así entonces, es muy importante que se instalen dispositivos preventivos a nivel local que trabajen con las familias los elementos protectores en la crianza para evitar trayectorias que normalicen la violencia de manera temprana. Una oferta integral que opere desde las oficinas locales de niñez debiera contemplar el trabajo coordinado que permita disponer estos recursos fortaleciendo la prevención oportuna. Junto con los dispositivos de protección y cuidado de las víctimas de violencia contra la mujer, se hace pertinente abordar desde la primera infancia las causas que están a la base de este problema. La respuesta desde el Estado y de la sociedad civil requiere avanzar desde lo reactivo hacia un cambio profundo que se anticipe para evitar las vulneraciones que impiden el pleno desarrollo de las mujeres en nuestro país.
En el contexto de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, es importante reflexionar sobre la importancia de avanzar hacia una sociedad en que todas las mujeres y niñas puedan vivir libres de violencia y en pleno ejercicio de sus derechos. Es hora de que dejemos de llegar tarde.
Por Marcelo Sánchez, gerente general e Fundación San Carlos de Maipo
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