Columna de María Paz Arzola: En este nuevo año, poner a los niños en el centro
Hoy es Navidad y los niños del país reciben regalos con ilusión. Qué bien le haría al país ponerlos a ellos en el centro no solo hoy, sino todos los días del año, y que fuese su futuro el que guiara las decisiones de políticos y autoridades. Ello permitiría avanzar, por ejemplo, en la solución de los problemas que enfrenta el sistema escolar, que se han ido recrudeciendo a vista y paciencia de un gobierno incapaz de cerrar la puerta a la presión de grupos de interés que constantemente lo desvían de lo urgente.
En primer lugar, información del Ministerio de Educación indica que 50 mil niños han abandonado el sistema escolar durante el último año, esto es, la cifra más alta en la última década, y que la asistencia promedio no ha logrado recuperar los niveles previos a la pandemia y al estallido de 2019, de manera que se estima que alrededor de un millón de niños no estaría alcanzando la asistencia mínima necesaria para ser promovidos de curso.
Segundo, en junio se conocieron los resultados del Simce 2022, que mostraron el peor desempeño en la historia de la medición en 2° medio y un retroceso de varios años en 4° básico, lo que da cuenta del enorme desafío que enfrenta el país en lo relativo a la recuperación de aprendizajes. Si bien es valioso que el gobierno finalmente renunciara a su reticencia a realizar esta medición, debido a la suspensión que sufrió en los últimos años, no fue posible realizar la clasificación de escuelas según su nivel de desempeño y por lo tanto hoy no sabemos cuántos niños están asistiendo a establecimientos que sistemáticamente exhiben resultados insuficientes.
Por último, a lo largo del año hemos sido testigos de la delicada situación por la que atraviesa la educación de provisión estatal y que el gobierno no ha sabido gestionar. Por un lado, el recrudecimiento de los hechos de violencia escolar, los continuos paros que afectan el clima de aprendizaje y que atentan contra el derecho a la educación, y el daño que ha provocado el menoscabo que hace varios años vienen sufriendo valores clave para el logro escolar, como son el mérito académico y el respeto por la autoridad. Asimismo, los más de 80 días de paralización de clases en Atacama dejaron en evidencia la politización y las falencias en gestión que el nuevo Sistema de Educación Pública, que se está implementando desde 2018, ha sido incapaz de subsanar, encendiendo una luz de alerta para los años que vienen, cuando deberá instalarse el grueso de los nuevos servicios que éste crea, llegando a 1,2 millones de estudiantes.
Detrás de cada uno de estos asuntos hay un niño que ha visto empeorar en mayor o menor grado sus posibilidades futuras, algunos sufriendo perjuicios que difícilmente podrán revertir. En este nuevo año, es indispensable que el gobierno y en general el país no les den la espalda, que los pongan en el centro y se aboquen a lo urgente, atendiendo con decisión y con ambición estos y otros de los problemas que los afectan.
Por María Paz Arzola, Libertad y Desarrollo