Columna de Marigen Narea: Guarderías informales: Propuestas para que sean una alternativa formal

Germania Silva


En octubre de 2022 todos quedamos espantados cuando vimos por TV el caso de un niño de 2 años que colgaba desde el balcón del piso 21 de un departamento en Estación Central, que funcionaba como guardería informal. Este caso dio pie a una serie de reportajes e investigaciones periodísticas sobre esta extendida práctica que llevaba a mujeres a dejar a sus hijos en lugares no habilitados, sin regulación ni condiciones que aseguren el bienestar de los niños y niñas. Pero el tiempo pasa y el asunto dejó de ser noticia, lo cual no quita que siga siendo una realidad extendida, que se esconde detrás de miles de puertas de departamentos y casas en las principales ciudades del país.

A pesar de que Chile cuenta con políticas públicas sólidas en la cobertura de educación infantil formal, de acuerdo con Casen 2022, un 64,8% de las niños y niños menores de 5 años no asiste a algún establecimiento educacional ya que declaran que “no es necesario porque lo cuidan”. El 90% de los hogares argumenta que no utiliza el sistema formal de educación parvularia por motivos personales que van desde el cuidado del infante en el hogar, hasta la percepción de que no es necesaria su asistencia a una edad temprana.

Este mercado irregular de cuidadores remunerados o entornos grupales no calificados plantea desafíos significativos dado que son etapas cruciales para el desarrollo integral de los niños y niñas en sus primeros años de vida.

Aunque la reciente legislación, que garantiza derechos de la niñez y la adolescencia, y la creación del Sistema Nacional de Cuidados apuntan a abordar estas problemáticas, es fundamental establecer un sistema integrado de educación y cuidado para la primera infancia. Un grupo interdisciplinario de académicos de la Universidad Católica, convocados por el Centro de Políticas Públicas UC, proponemos un sistema para regularizar los cuidados informales de niños, que garantice estándares de calidad, seguridad y desarrollo integral.

La propuesta se realizó analizando nueve casos de modelos de guarderías certificadas en la experiencia internacional comparada y dos nacionales en las comunas de Independencia y Estación Central.

Lo primero que proponemos es la necesidad de contar con un trabajo conjunto entre el Ministerio de Educación y el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, como la forma de garantizar el cumplimiento de los derechos a la seguridad, el cuidado y educación de estos menores que hoy asisten a guarderías informales. Contar además con un sistema integrado, con una ventanilla única donde madres, padres o tutores puedan elegir dónde enviar a sus hijos e hijas, en donde existan distintas alternativas que integren la educación y los cuidados de forma balanceada.

De la revisión de casos internacionales observamos que en países de distintos niveles de ingresos la respuesta estatal se ha orientado a buscar formas de asegurar la seguridad de niñas y niños, considerando la certificación de quienes cuidan, e incluso apoyando financieramente a estas modalidades.

Es necesario pensar en la integración y balance de las políticas de educación y cuidados, para contar con una oferta que se adapte a las necesidades de madres, padres o tutores. Para ello, se requiere conocer el alcance de las guarderías informales, y una acción coordinada intersectorial para lograr contar con estándares mínimos de calidad que permita asegurar los cuidados de la niñez y otorgarles un componente educativo que fomente su desarrollo actual y futuro.

Por Marigen Narea, académica de Psicología UC, en conjunto con Ernesto Treviño, académico de Educación UC, Samanta Alarcón, María Jesús López y Pamela Soto, investigadoras del Centro de Justicia Educacional UC

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