Columna de Martín Arrau: Chile flaite

La ministra del Interior, Carolina Tohá, defendió el veto a la Ley de Usurpaciones en la Cámara de Diputados.
La ministra del Interior, Carolina Tohá, defendió el veto a la Ley de Usurpaciones en la Cámara de Diputados. Foto: Pablo Ovalle Isasmendi / Agencia Uno


Cómo puede una usurpación ser no violenta, si es el despojo total a una persona de su posesión y de los derechos que tiene sobre su casa o terreno. Podrán existir agravantes a la usurpación, discutámoslo, pero el hecho no necesita de más para configurar su agresividad y total falta de respeto con nuestra convivencia social. Tomar lo que es de otro es violencia pura, y es difícil de creer que tengamos esta discusión. Pero así está Chile: flaite, tomado por los vivos y por los choros.

Así lo entiende el Gobierno y en la denominación de “usurpación pacífica”, que “se le salió no más” a la ministra Tohá, dejó ver nuevamente sus verdaderas convicciones: la anomia, la validación de la violencia como método de acción social y la promoción de una legislación garantista que va perpetuando la protección al agresor. Nunca del lado de las víctimas, nunca del lado del gil ni del perkin.

Esas son las convicciones que hay detrás del veto que Gabriel Boric presentó al proyecto de usurpaciones aprobado con votos transversales en el Congreso. Por eso quieren reemplazar la pena de cárcel por la de una simple multa y eliminar la legítima defensa privilegiada de las víctimas. Ya está claro, la violencia en Chile es patrimonio exclusivo de los flaites. El mensaje ha sido entregado una y otra vez, con 13 indultados, con el retiro de 139 querellas por Ley de Seguridad Interior del Estado, con las pensiones de gracia -de por vida- a 40 criminales, con el rechazo a Aula Segura y a la Ley Antiterrorismo, con el menor histórico de expulsiones de migrantes ilegales y con un largo etcétera.

Mención especial a la presentación del veto a la medianoche de un viernes, precisamente a la hora y con el sigilo de quien va a ocupar lo ajeno, de quien va a usurpar el derecho de otros. Flaite.

Para el Gobierno, somos los ciudadanos honestos -los perkins- los que debemos adaptarnos a la criminalidad, a la narcocultura y al terror. Por eso también presentaron hace tan solo unos días un proyecto de ley para regular los narcofunerales. Así como lo oye, no para prohibirlos ni combatirlos, sino para proponerle a los señores narcos que sus cotejos no duren más de 24 horas y se realicen dentro de los cementerios o crematorios (¡por favor!).

Una vez más somos nosotros los que debemos resignarnos y acostumbrarnos, en este caso, al homenaje al prócer caído, al nuevo héroe de la patria, al que “murió en la suya” y es ejemplo para la infancia del barrio. Disparos al aire, suspensión de clases, mucho Marcianeke a todo volumen y buena pirotecnia en los cielos. Es el Chile flaite del que hablan las canciones y todos tenemos que bailar.

La Encuesta Chile Nos Habla, de la Universidad San Sebastián, reveló que un 78% de los habitantes de este país cambió sus hábitos de vida por temor. Un 85% evita salir de noche y un 68% implementó medidas de seguridad en su vivienda durante los últimos meses. Es un toque de queda lento y silencioso que se está imponiendo con el gentil auspicio de nuestro Gobierno. Cambiamos de ruta, evitamos ciertas calles y dejamos de frecuentar lugares, para que el narco siga ganando terreno. Cedemos, nos resignamos y validamos. Nadie dice nada y nos acostumbramos al Chile más flaite, a la cultura del más vivo y a la ley del más choro.

¿Qué vamos a hacer esta vez? La delincuencia se apropió de nuestras áreas verdes y nadie dijo nada. Lo mismo pasó con la violencia en los estadios, con los barrios nocturnos, con sectores comerciales y con nuestras costumbres más mundanas. ¿Vamos a volver a quedarnos callados?

En palabras del propio subsecretario de Prevención del Delito, Eduardo Vergara, vivimos “el peor momento para la seguridad desde el retorno a la democracia”. Pero su Presidente manda a bajarle un poquito a la música y a disparar al cielo hasta diez veces, no más, por asistente. A los usurpadores les dice que usurpen no más, pero que no se les vaya a ocurrir pegarle a nadie.

Hasta que lo flaite se haga costumbre.

Martín Arrau, vicepresidente de Republicanos.