Columna de Mauricio Bravo: Oportunidad para repensar la educación pública

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El ciclo para el diseño e implementación de políticas públicas mandata una revisión exhaustiva de todas sus etapas para garantizar el logro de sus propósitos y la solución del problema público. Esto es aún más relevante cuando sus impactos tienen efectos directos en las trayectorias de nuestros educandos. En este contexto, la profunda crisis que vive el Servicio Local de Educación Pública (SLEP) de Atacama da cuenta de que esta política muestra importantes debilidades y que presenta una oportunidad para revisar su implementación.

Según un análisis de la Agencia de la Calidad de la Educación (2020), la instalación de los SLEP ha presentado dificultades con la sistematización de la información, lo que complica la gestión financiera. Además, enfrentan una sobrecarga de requerimientos por parte del nivel central y presentan dificultades en la contratación y capacitación de sus funcionarios. Adicionalmente, tienen problemas con la gestión de activos y sobredotación del personal proveniente de los municipios. En este mismo sentido, un estudio del Centro de Políticas Públicas de la PUC (2021), adiciona que dada la complejidad y diversidad de los municipios traspasados y de la implementación de varios SLEP en un mismo año, se vería desafiada la continuidad y calidad del servicio educativo. Lo que ha quedado en evidencia con la crisis del SLEP de Atacama.

En general, los SLEP han fortalecido la gestión técnico-pedagógica, cuentan con un enfoque en la formación integral, han implementado mejoras en la infraestructura, todos factores que contribuirían a fortalecer las condiciones para el aprendizaje. No obstante, presentan importantes nudos críticos en áreas de alta relevancia, por ejemplo, en la reducción de brechas en resultados Simce, en asistencia y deserción, en autoestima académica y motivación escolar, en participación y formación ciudadana y, por tanto, en el avance hacia un desempeño alto con estrategias dirigidas a mejorar la calidad educativa en sus establecimientos (Agencia de la Calidad, 2020; Centro de Políticas Públicas PUC, 2021). Un análisis descriptivo realizado por la Facultad de Educación de la UDD (2023), identifica, además, que, en promedio y comparado por nivel socioeconómico, los centros escolares municipales que conformaron los SLEP no logran revertir sus resultados PSU o PAES una vez que son traspasados.

Todo lo anterior, es una alarma que debemos atender urgentemente para revertir sus efectos negativos sobre el aula y, por tanto, debemos detener su avance hasta contar con evidencia que nos permita ajustarla, si es que esto fuera posible, y seguir avanzando, pero ahora con mayores garantías para los estudiantes. Sin duda, una reestructuración administrativa no es -ni nunca ha sido- el factor que hace la diferencia. La evidencia señala que para avanzar hacia más y mejores aprendizajes debemos invertir fuertemente en educación inicial, formación docente y directiva, clima escolar, altas expectativas, entre otros. Ninguno de estos factores requiere una nueva forma de administración, sino más bien, un sistema educativo que empuje la mejora a través de la innovación, que aprende de sí mismo y que pone en el centro a sus estudiantes. Esto es un llamado imperativo y moral para dejar atrás las gafas ideológicas y repensar la educación pública.

Por Mauricio Bravo, vicedecano Facultad de educación UDD