Columna de Mauricio Morales: Pactos y estrategias

Voto


Las negociaciones de cara a las municipales ya están en marcha. En ese contexto, los partidos debiesen considerar cuatro cuestiones. Primero, que el gobierno retrocederá en alcaldías. Segundo, que para la elección de concejales se conformarán coaliciones más laxas y, en algunos casos, con partidos compitiendo en solitario. Tercero, que el límite a la reelección producirá más incertidumbre sobre el resultado, a lo que se añade un deterioro en la fuerza electoral de los incumbentes. Cuarto, que esto presionará a los candidatos a gastar más en campaña, a lo que se suma el voto obligatorio que implica competir por un electorado sustancialmente más amplio.

Respecto al primer punto, en 2021 el gobierno del Presidente Piñera perdió 58 alcaldías, mientras que el Frente Amplio, PC y Federación Regionalista Verde Social ganaron 21, que en su totalidad representaron el 17,8% de la población, cercano al 21,9% de la coalición de derecha. Esto se explica por sus importantes triunfos en Maipú, Santiago, Viña del Mar, Ñuñoa, entre otros. El contexto social y político favoreció a los partidos de izquierda, lo que convivió con niveles de aprobación presidencial de Piñera por debajo del 20%. Lo esperable para los comicios de octubre, entonces, es un fuerte retroceso de la izquierda y un sustantivo avance de la derecha, incluyendo las denominadas comunas emblemáticas.

En cuanto a concejales, los partidos han abandonado la construcción de coaliciones, escogiendo -en algunos casos- competir en solitario. El caso más emblemático es el Partido Radical. En 2012, y en alianza con el PPD, obtuvo 126 concejales -contabilizando a los independientes del partido- con el 5,7% de los votos. En 2016 armó una coalición con dos partidos pequeños y obtuvo 172 escaños con el 7,4% de los votos. En 2021, en tanto, y compitiendo en solitario, consiguió 176 escaños con el 6,7% de los votos. Este proceso de mayor autonomía, que también han ocupado los partidos de centroderecha, permite ampliar el volumen de candidatos y, en el marco de una alta fragmentación, mejorar los niveles de representación.

Sobre el tercer punto relativo al límite a la reelección, hay 69 alcaldes que no podrán repostular. Esto genera una mayor incertidumbre en el resultado y promueve más conflicto en las coaliciones. En promedio, entre 2004 y 2016, se renovó el 45% de las alcaldías, mientras que en 2021 la cifra se elevó 58%, tanto por el límite a la reelección como por la pérdida de fuerza de los incumbentes.

Finalmente, y considerando todo lo dicho, estimo que estas serán las campañas más caras de la historia. El voto obligatorio hará que los candidatos amplíen su trabajo territorial, mientras que los incumbentes -más inseguros en sus cargos- pondrán los municipios a disposición de su reelección. Una mayor competencia es sana para la democracia. El problema se produce cuando esta competencia es invadida por platas negras provenientes de lo público o lo privado, y cuando la fragmentación se encarga de confundir más que aclarar a un electorado insatisfecho, rabioso y fatigado.

Por Mauricio Morales, académico U. de Talca