Columna de Max Colodro: Debacle oficialista
Ni en su peor pesadilla las fuerzas de gobierno anticiparon una derrota de la magnitud a la sufrida ayer en la elección de consejeros constitucionales. Ni menos, que la otra cara de esa derrota fuera ver alzarse al partido Republicanos por encima del 35% y obteniendo 22 consejeros electos; los que sumados a los once de Chile Vamos le permiten a la oposición llegar a 33 integrantes, es decir, hacerse con la llave de los 3/5 del futuro consejo. La derecha, sumadas sus dos listas, rozó ayer el 57% de los votos válidos, algo inédito desde el retorno a la democracia.
En contraste, el oficialismo obtiene apenas 17 consejeros, todos de la lista conformada por Apruebo Dignidad y el PS. La otra, la que representaba a la centroizquierda (PPD, DC y P. Radical), rondó apenas el 10% de los votos y se quedó sin ningún consejero.
Así las cosas, para el gobierno, los partidos y la generación política que lo sustenta el resultado de ayer fue simplemente demoledor, y sólo vino a ahondar la enorme pérdida de poder ya vivida en el plebiscito del 4/S. En los hechos, la izquierda ve destruirse el sueño de un proceso constituyente donde pudiera plasmar las grandes líneas de su proyecto histórico. El gobierno está hoy reducido a una minoría no incidente al interior del consejo y, fuera de él, debe observar cómo la centroizquierda prácticamente desaparece del mapa político, y la centroderecha más dialogante queda a su vez debilitada y condicionada por la fuerza de Republicanos.
En síntesis, el oficialismo se apronta al peor de los mundos: sin incidencia real en el proceso constituyente y con una oposición donde quien ha salido fortalecido es un partido que no cree en él y no tiene tampoco ningún ánimo de colaboración con el gobierno. ¿Cuánto más podría entregar La Moneda en su intento por obtener los respaldos políticos necesarios para que su agenda no naufrague de manera definitiva? ¿Cuánto podría distanciarse Chile Vamos del nuevo partido mayoritario sin seguir perdiendo respaldo en su sector? Esas son las claves y el delgado filo en el que empieza a moverse el gobierno.
Con el telón de fondo de descubrir que el voto obligatorio sacó a la luz un país nuevo, desconocido; pero que tanto en el plebiscito pasado como en la elección de ayer dejó a las fuerzas del oficialismo ante derrotas humillantes.
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