Columna de Max Colodro: El tiempo que resta
El partido Republicano nunca entendió que, en este segundo proceso constituyente, el dilema principal no eran los contenidos de la propuesta, sino su paternidad. Que la izquierda se resignara a aceptar un texto generado por una hegemonía de derecha y, sobre todo republicana, siempre fue muy difícil. Hubo un breve especio, un “eclipse fugaz”, ese momento sublime en que el país del último medio siglo se ocultó detrás de su propia sombra y la Comisión Experta logró consensuar un anteproyecto que cubrió todo el espectro político. Fue un momento único, inverosímil, que debió aprovecharse para evitar el retorno natural al antagonismo, pero eso no ocurrió.
Es cierto que la mayoría en el consejo tenía pleno derecho a ejercer sus prerrogativas; no obstante, ello implicaba un riesgo obvio: terminar con una izquierda desembarcada, en el contexto de una ciudadanía aburrida, con urgencias y prioridades que hoy dificultan evaluar al texto en su mérito. Los vientos ahora soplan en contra de cualquier propuesta y dar vuelta a la opinión pública en el escaso tiempo que resta será una tarea titánica.
En el oficialismo lo disimulan, pero las cartas parecen estar echadas. El PC ya explicitó su rechazo y es improbable que algún hito logre moverlo de esa posición. Y si los comunistas ya notificaron que no respaldarán una propuesta que según ellos sólo “profundiza el modelo neoliberal”, la posibilidad de que el presidente, el gobierno o algún partido oficialista se desmarque de esa decisión es muy baja. A lo que se suma una enorme brecha de respaldo en las encuestas entre las opciones A Favor y En Contra, con una proporción de tres a uno en beneficio de la segunda.
Pero hay aquí también otro mar de fondo: ¿de verdad podía el oficialismo terminar apoyando un texto generado por una mayoría de derecha y, más aún, republicana? ¿Cuánto tendría que estar dispuesta a ceder esa mayoría para que el PC acogiera la propuesta de un consejo con esta correlación de fuerzas? ¿Existirá un Chile donde José Antonio Kast y Lautaro Carmona puedan salir simultáneamente triunfantes de un mismo proceso constituyente? Son las preguntas y dilemas que este segundo intento puso sobre la mesa. Y la respuesta a dichas interrogantes da cuenta del actual momento, de la dificultad para generar un consenso mínimo entre los actores políticos, y del escepticismo, hastío y desconfianza de un sector hasta ahora mayoritario del país.
A estas alturas, ¿es viable otro eclipse como el que generó el profesionalismo de la Comisión Experta, pero incorporando todo lo que ha ocurrido después? ¿Hay verdaderamente ánimo y voluntad política para tapar la natural inercia de un sistema político polarizado? ¿Otro momento sublime, que pudiera anular el peso de la noche y mostrar un desprendimiento y un compromiso que rompan la lógica de la confrontación, volviendo a conectar con el desafío histórico que hoy enfrenta la sociedad chilena?
No lo sabemos con exactitud. Lo cierto es que el tiempo se acaba.
Por Max Colodro, filósofo y analista político
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